jueves, 27 de octubre de 2016

Vivir o VIVIR

Atardeceres mágicos, su costo, mirar
  




  Somos hijos de nuestro tiempo, el ritmo que tenemos impuesto está impregnado por la prisa que como férreo capataz nos marca el paso, no es aceptable bajar el ritmo en esta competencia en la que hemos transformado nuestro día a día; llegar antes es fundamental aunque no sepamos bien a dónde llegaremos al final.
   El tiempo segmenta nuestro camino, tan sólo al abrir los ojos una alarma marcándonos arrancar en cualquiera de nuestros dispositivos ya nos indican que cerrarlos un instante más es pecado, el letargo nos susurra al oído buscando acomodo a nuestro lado, no podemos permitirlo sin ser rebasados por la insensatez quizá o peor aún, la estupidez.
   En esta loca carrera nos olvidamos de activar el dispositivo más sofisticado que tenemos, más potente que el mejor gadget que el Dios tecnología puede darnos, nuestra mente. Dejamos de pensar, de pasar por esa mágica maquinaria lo que ocurre en un día cualquiera donde la sorpresa, el misterio, -cientos de ellos en realidad- y una incontable cantidad de cosas nos muestran maravillas en lo más simple, en lo más común e insignificante, pero pasamos de lado de todas ellas despeinándolas con nuestro apresurado andar.
   Afortunadamente en algún momento recobramos la cordura y algo nos despierta, nos hace reflexionar y la maquinaria empolvada pero leal arranca y vuelve a funcionar. La alarma llega de la mano de una noticia extraña que tiene muchas lecturas y ha causado un tsunami de reacciones, la principal es temor; el aún presidente de los poderosos Estados Unidos Barak Obama, el día 13 de octubre ejercía sus capacidades dictando una orden ejecutiva para preparar toda la estructura de su país para la amenaza de un evento solar inminente, dando un plazo de 120 días para elaborar un plan de respuesta para esta amenaza.
   Tuve que leerlo de nuevo, la alerta fue recibida y la aventura comenzaba, lo primero qué llamó mi atención fueron los números, la fecha, un día 13, los 120 días, porque a lo largo de los años el uso de ciertos números y fechas son sospechosamente repetidas, son en sí un código para el que sabe. La mente se ponía en marcha, los buscadores nos topamos con misterios a cada paso y no exagero, la diferencia sea quizá dejar la prisa de lado, permitiendo que el pensamiento haga sus conexiones, poco a poco se encuentran patrones dejando fluir lo que los años, la numerología y el instinto han ido sumando a nuestra caja de herramientas personal y así surge olvidada una noticia de unos seis años atrás donde un evento solar fue protagonista pero fue revelado hasta dos años después, los descubridores… ¡Los estadounidenses! ¿porqué la urgencia ahora?
   La contradicción queda ahí incomodando nuestra intuición, un sinfín de mensajes que recibimos a diario en los medios masivos de comunicación son similares, método eficaz para que la duda sea la sensación que deja en nosotros pero en este caso la intención va por otro camino, es otro recurso usual con un patrón muy claro. La primera es la que llamo “de superficie” es la que lleva un contexto de actualidad, conectando con lo real y tangible que genera alguna reacción en la realidad, en este caso nos lleva a la trascendente elección en los Estados Unidos, que coincide con los 120 días para tener un plan para esta situación, llamativo considerando que se supone que no está garantizada la continuidad de una política, estos 120 días marcan un momento trascendente sea cual sea el resultado y tendrá repercusiones en el mundo entero, hay mucho más en juego de lo que parece, el resultado marcará una tendencia que generará cambios y complicaciones más allá de lo que los “expertos” suponen, existen factores externos que podrían ser factor en el resultado, una tormenta solar podría poner de cabeza sistemas y buena parte de la cotidianidad que disfrutamos hoy, podría afectar los resultados en sí. La segunda podría estar más cercana que el sol, puede ser causada por un viejo enemigo rejuvenecido y siempre incomodo,  —cuando conviene que sea así— es el oso ruso capaz de generar un pulso electromagnético o simplemente afectar de alguna forma los sistemas de cómputo para la elección, existen voces que alertan de esta posibilidad pero el sol podría quitarle el papel protagónico, sé cómo suena pero hemos presenciado historias similares y aún más delirantes que han terminado por confirmarse con el paso del tiempo.
   Luego tenemos lo que está más allá de la superficie, lo que obedece a razones extrañas, en muchos casos rituales que suenan fuera de contexto pero son usuales y frecuentes en la realidad, pareciera que existen “inteligencias” en este presente que conocen el manual de operaciones de esta realidad, no me refiero a la lógica y ortodoxa con lenguaje de ingenieros o científicos, me refiero a algo que parece más argot de magos y brujos, de seres que saben y comprenden la dualidad de nuestra realidad, los que ven lo visible y lo que no lo es y sólo las matemáticas nos proporcionan una llave para entender parte de esa dualidad, una pista a seguir y que muchas veces nos regala resultados para entender, sobra decir que esta variante no se considera por la mayoría de los emisores de opinión convencionales, intentan resolver una ecuación con una incógnita faltante, el resultado sin duda no será el correcto… Tal vez los que saben quieren que sea así, variables y gran cantidad de datos que se ignoran y hasta se desprecian por los grandes medios de comunicación…
     Aquí va una teoría fuera de la superficie, una que parece ilógica para el profano que sólo considera la visible, -y no todo…- Cuando hablamos del sol estamos hablando de uno de los símbolos más poderosos que existen y que es común denominador en los más variados cultos, civilizaciones antiguas y modernas, sociedades secretas, discretas y hasta las que se suponen no existen o han desaparecido, el símbolo es el instrumento para comunicarse, el término “argot” que abrevia arte gótico es una forma de comunicación que sólo entienden los iguales, como ejemplo imaginen a dos médicos hablando frente a un paciente con total claridad entre ellos pero que el profano que está en medio sólo sabe que hablan de él pero no qué hablan y sus consecuencias sobre su destino, de igual forma, en esta noticia quizá el presidente norteamericano está enviando un mensaje cifrado para que sea recibido por los que saben, estén donde estén y sea una señal para tomar decisiones, reacciones que tienen que ver con nuestro destino, frente a todos nosotros y no lo sabemos, dicho queda…
   Pero lo más importante siempre está en la dirección opuesta a donde se mira, es algo distinto y recurrente en este extraño mundo, para quienes buscamos respuestas tenemos mucho por delante siendo en sí la búsqueda lo fundamental pero lo importante, lo verdaderamente importante es esa magia que es accesible para todos, por ejemplificar hablaremos de dos bellas y maravillosas. La primera es el privilegio de usar el dispositivo más poderoso y que tenemos la posibilidad de su uso ilimitado, la mente. No debemos olvidarnos de nuestra potente maquinaria de pensar y analizar, accesorio básico para tratar de comprender nuestro paso por este mundo. Sobre todo debemos disfrutarlo, sentirlo, paladearlo y en nuestra medida entender lo que vivimos, somos buscadores naturales, la curiosidad es equipo original de fábrica pero parece que ciertos intereses quisieran que lo olvidemos, lo peor es que lo están logrando transformándonos en “durmientes” sumisos, indiferentes pero eficaces para fines extraños y siempre lejanos a nosotros.
   La segunda y no menos importante, más allá de lo que el futuro nos traiga es no perder la capacidad de disfrutar el viaje, el real y verdadero que está en cada instante de nuestro paso por este mundo que nos ofrece maravillas a cada paso y que sin duda alguna tiene un principio y final. Tomemos a la vida por la cintura y disfrutemos el aroma de su cercanía, tenemos que gozar la historia de amor más bella e interesante que tenemos, la nuestra. Una mirada enamorada, un bello atardecer hipnotizante, —tenemos una función diaria y ¡gratis!— La magia del descubrimiento, un nuevo aprendizaje, un amigo, una mirada que es misterio puro invitándonos a descubrirlo, la importancia de nuestros seres amados que tenemos cerca y a la vez tan lejos como si estuvieran en un planeta lejano estando a sólo unos metros de nosotros, bajo el mismo techo…
   Las búsquedas y los porqués son infinitos, tomemos alguno y dejemos que nuestros sentidos hagan el resto, bajemos de la red, nuestra nave virtual e infinita, —después de leer el blog de su humilde servidor—   Y usemos tiempo del día para vivir con mayúsculas, toquemos, busquemos, amemos evitando que nuestros sentidos se empolven. El mensaje está enviado, como si fuera una botella en la inmensidad del océano que puede llegar a una isla desconocida en la que paradójicamente nos ha convertido este tiempo de las comunicaciones, esperemos respuesta cada día, que espero se transformen en nuestra realidad física y cercana, siempre esperemos respuestas… ¿Quién responderá?
   


martes, 18 de octubre de 2016

Expectativa, la magia del pensamiento




   
   Una de los recursos que en nuestra andanza por la vida es importante considerar, es aprender a escuchar. Una capacidad que sin duda merece un lugar especial en nuestra caja de herramientas personal, no es fácil su uso en principio, pero una vez comprendido su poder y capacidad para ayudarnos a entender será algo a lo que buscaremos regresar muchas veces.
   Después de comprender y aprender su uso, es importante ajustar nuestra configuración mental, mejor dicho debemos desconectar la manera más común de funcionamiento en la mayoría de nosotros, es importante porque de no hacerlo, la percepción de lo que experimentamos a lo largo del camino corre el riesgo de sufrir distorsiones que modifican lo recibido, me refiero a la expectativa, la “creación adelantada” es algo que con frecuencia hacemos inconscientemente y al hacerlo, ensuciamos y distorsionamos la información que captamos y recibimos, lo más preocupante es que con esto modificamos realmente nuestra realidad. Cuántas veces hemos anticipado mentalmente un evento, una situación, una persona que imaginamos cómo es o sería, eso que anticipamos en nuestra mente “crea” una imagen que genera una respuesta de nuestra parte, pero cuando lo experimentamos realmente y descubrimos que aquello no es lo que nuestra expectativa esperaba, irremediablemente sufrimos un desencanto que afecta nuestra impresión, la imagen mental y la real no encajan, con esto el hecho real queda distorsionado en nuestra realidad.
   Este aparente e insignificante mecanismo mental tiene efectos insospechados, pero más allá de sus repercusiones nos muestra una capacidad “mágica” que poseemos sin saber, tan sólo una pincelada del enorme potencial que poseemos como accesorio original con que hemos sido equipados y ¡no somos conscientes! 
   Esto es algo que tiene a la ciencia de avanzada ocupada, la física cuántica lo contempla y estudia generando un universo de posibilidades, la teoría de cuerdas considera las variables que desencadena una decisión, optar entre “a” o “b” genera una línea, una ruta cuántica elegida pero a la vez no descarta la otra, la dimensionalidad tantas veces tratada desde la ciencia ficción es algo que ahora parece más lejano de lo irreal, no menos llamativo es que llegue a nosotros este concepto vestido de libros y películas que lo tratan de alguna forma, recuerdo la poderosa película “Matrix” que nos muestra los alcances de esta idea, el desconocimiento de la mayoría al respecto que lo siente o piensa totalmente lejano y sin embargo estamos sumergidos en ello, aunque nuestra percepción asegure una realidad que considera única y fija, que sentimos totalmente real, pensamos que es así, que estas cosas están lejanas de nosotros, lo sentimos distante, imaginario. Cuando de algún modo lo vivimos, captando de alguna forma que esta realidad no es tan sólida le restamos importancia porque no concebimos que tengamos que ver con lo que consideramos una casualidad, palabra culpable de alejarnos de esta magia incomprendida.
   Para los que hemos definido nuestro trashumar en búsqueda permanente tuvimos que aprender sobre la marcha, tropezando muchas veces con los destrozos dejados en el camino por las expectativas propias, que van quedando a nuestro paso, haciéndonos comprender de a poco nuestra velada responsabilidad en hechos de nuestra vida y ahora comprendemos que debemos dejarla de lado, debemos aceptar que todo en este universo está en perpetuo movimiento, mirar hacia atrás lo deja claro, lo que en otro tiempo era inobjetable con el paso de los años se desmorona y transforma, nos deja claro que considerar cualquier cosa como fija e inamovible es pérdida de tiempo, un desperdicio de posturas que tarde o temprano tendremos que cambiar.
   Cuando tengamos al frente algo por descubrir y analizar o cuando simplemente descubramos algo, nuestra alma y mente debe desnudarse de todo prejuicio, olvidemos las fotos fijas mentales para abordarlo de la manera más aséptica, dejarlo limpio de percepciones propias o no, que al final son sólo eso, expectativas; para después sumergirlo en mente y alma para asimilar, entender, aprender y así, cuando la vida nos ponga frente a algo nuevo o desconocido, a un misterio profundo o simplemente una nueva persona orbitando nuestros entornos, esta desnudez mental nos ahorrará tiempo, puede parecer desventaja, -¡la expectativa haciendo de las suyas!- jamás lo será, permitiéndonos recibir cualquier cosa que venga a nosotros limpia para que la magia de nuestra experiencia irreemplazable y maravillosa haga su parte, solo así haremos uso de un arte que está quedando en desuso, algo que pareciera anticuado en esta época donde el Dios tecnología manda otras cosas, vivir con mayúsculas, darnos el lujo de recibir lo que llega a nosotros sin filtro para que nuestra maquinaria, nuestra maravillosa humanidad despliegue sus capacidades, la experiencia será especial, lo garantizo y espero me cuenten su experiencia…

domingo, 9 de octubre de 2016

Porqué escribir...




    




  
   En una mañana gris de esas que invitan a mantenernos resguardados en ese lugar que sentimos nuestro refugio, nuestra base donde poder recargar el cuerpo pero sobre todo el alma, la vida me da sensaciones y vivencias que dejan su marca en la piel, muchas veces la huella queda porque duele, quizá porque el diseño de este migrante alienígena que soy no encaja en este mundo de lo real y lo físico, estoy cada instante más perceptivo a lo intangible, a esas pequeñas grandes cosas del universo de lo invisible, esas que nos recuerdan nuestra dualidad y que nos hacen pasajeros peculiares de esto que llamamos realidad y también, -muchas veces de la mano del dolor;- son aquellas que reavivan nuestra aletargada capacidad de sentir, de ver y percibir la vida como debiera ser siempre, atentos a lo pequeño, a lo imperceptible y que con el apresurado paso que nos vemos forzados a llevar, nos hace miopes, dejando de lado mil veces cosas importantes, el dolor nos regresa la memoria, nos resetea nuestra capacidad de sentir para volver a ser lo que somos de verdad y olvidamos fácilmente, seres humanos.
   Creo que la prisa es ese extraño y en apariencia insignificante virus que como si de una gripe se tratara no le damos la importancia debida, entra discreta y silente en nuestro sistema para tomarlo poco a poco. En principio no somos capaces de percibirlo correctamente y ahí está el peligro, este virus es en realidad un maléfico caballo de Troya que termina por mutarnos, por convertirnos con el tiempo en lo que defino como “los durmientes” seres en apariencia normales pero que tienen una gran diferencia, han perdido su capacidad “dual” eso los hace que perciban la realidad a la mitad, donde sólo lo palpable, lo que se puede contar y tocar es real, reduciéndose a seres unidimensionales, dejando en el camino miles de cosas que esta máquina maravillosa que somos es capaz de percibir, las otras realidades que sin duda están ahí.
   Cuando nos topamos con una de esas pequeñas grandes cosas, como las que tienen que ver con la muerte, la dolorosamente palpable y real, no la que podemos ver con extraña frecuencia a través de los medios masivos que se empeñan en inundarnos de ella provocando maliciosamente nos sea tan común y lejana, que nos hace olvidar su importancia y trascendencia en nuestra vida. Esto nos impide reflexionar tantas cosas, esas que de verdad importan y que definen nuestra percepción de la realidad, como que esta es finita, que es impredecible y que el día menos pensado esa muerte intangible se nos pondrá al frente sin importar lo mucho que evitamos pensarla, quizá con la falsa ilusión de alejarnos de su camino, de pasar desapercibidos para ella, pero cuando al fin la tenemos lo suficientemente cerca entendemos que eludirla es causa perdida.
   Entender, pero sobre todo sentir provoca que nos preguntemos qué es lo que quedará de nuestro paso por esta realidad, no me refiero a lo que usualmente se piensa como legado que tiene que ver más con lo físico y palpable, me refiero a nuestra forma de sentir e interpretar la vida, eso es algo único e irrepetible como lo somos todos y cada uno de nosotros, portadores de esa capacidad, pero existe "algo" o "alguien" que pretende que lo olvidemos, prefieren vernos sumergiéndonos en las generalidades, en las opiniones grupales, en las tendencias que en la actualidad son meticulosamente cuantificadas y sirven para que seamos seleccionados, divididos y calificados. Pareciera que estar oculto entre esas tendencias de pensamiento es lo que interesa, aunque es inevitable que existan coincidencias en la forma en que vemos y sentimos el mundo, nuestra forma es única y exclusiva, es intransferible; es ese mágico fenómeno alquímico que sólo se logra cuando pasamos nuestra experiencia física a través del filtro de nuestra consciencia, la manera que vemos y sentimos el mundo, lo que sabemos, cómo crecimos, en qué creemos se funden haciendo que nuestro pensamiento se convierta en una pieza única, algo irrepetible que logra que lo más simple se convierta en algo especial y que lleva nuestra huella indeleble.
   Es por esto que el acto de pensar se convierte en magia, somos aprendices de hechiceros en un arte antiguo que nos acompaña desde tiempos lejanos, los ingredientes son tan básicos y simples que pasan desapercibidos y hasta son despreciados. Como lo es escribir, plasmar lo que pasa por nuestra mente a palabras escritas, con ese paso de alguna forma les hace tomar otra tonalidad, muchas veces hasta para nosotros mismos, en más de una ocasión he escuchado a creadores que llegan a sentirse instrumentos de algo más, algo externo a su mente y voluntad, una extraña magia está ahí sorprendiendo a su creador.
   Mi pretensión es simple, expresar lo que pasa por la factoría de mi mente y alma a través de las palabras y soltarlo al universo misterioso e infinito de la red, como lo hicieran en los años setenta científicos que mandaron un mensaje donde describían lo que éramos en ese momento como especie, -su percepción de ello, ¡la magia de nuevo nos hace un guiño!- lo enviaron vestido de señal a una estrella lejana que consideraron idónea esperando una respuesta. De igual manera servidor espera una respuesta en el universo, quizá encontrar a alguien más que piense de la misma forma, que lo sienta de manera similar y así una vibración comenzará y provocará una reacción, explorar la sensación de saber que alguien en algún lugar ve el mundo y lo que ocurre en el de la misma forma que uno lo ve.
   El lanzamiento inicia y la ilusión por la posible respuesta hace vibrar el alma mientras seguimos la cuenta regresiva, 9,8,7,6,5,4… ¿mi mente encontrará respuesta? 3,2,1… despegamos, mensaje lanzado, el futuro inmediato aderezado con una nueva incógnita, una bella incógnita… ¿habrá respuesta?