martes, 24 de octubre de 2017

Un extraño rompecabezas

   


   No exagero si comparo nuestro presente con un poderoso huracán que inclemente arrasa todo a su paso, la velocidad que nos vemos forzados a llevar complica nuestra posibilidad de mirar, apenas surge un caso o evento extraño cuando ya está otro más pidiendo atención, la cantidad de información que existe junto con una creciente más que llamativa de hechos que encajan perfecto en nuestra búsqueda, al principio sólo eran historias más menos anecdóticas donde la única huella a seguir era el testimonio del testigo, era lo que quedaba. Hace años no eran muchas, sólo eran un puñado, ahora se encuentran por miles.
   Podemos pensar que esta época donde todos traen cámara y grabadora en el teléfono es una posible causa a este incremento, lo que antes era sólo un relato, ahora está plasmado de alguna forma con la tecnología disponible pero ahí está el misterio, en los casos que se apoyan en dispositivos actuales nos da un mayor número de errores y también trucos que por llamar la atención o por dinero encontramos su porqué, pero están los otros, los que siguen un detalle muy importante, cuando nos topamos de frente con algo que rompe la lógica, cuando cruzamos ese velo entre la realidad y lo intangible la sorpresa y la fuerza del encuentro hace que se olvide ese aparato que daría constancia de aquello vivido. Lo extraño es un acompañante permanente de nuestra humanidad desde hace milenios, sin duda estamos ante experiencias que han traspasado tiempo, cultura y religión que sólo por esto son dignos de seguir su huella, por un caso que es visible existen cientos que por una razón permanecen discretos esperando el olvido del testigo por el efecto causado, pero hay más, existen casos que han ido generando teorías que por mucho tiempo se han catalogado como excesos, locuras de los que buscan y esperan ahí algún indicio o quizá alguna prueba que dé la vuelta a lo que parece impensable. Nuestra historia va de una de esas locuras que difícilmente aterrizan en los terrenos de la ciencia, una pieza de ese gran rompecabezas que es nuestra historia donde en más de una ocasión nos hemos topado con ese muro donde lo que no está aceptado se esconde y aún más, se desacredita de una forma más que sospechosa, pero en este caso las evidencias son tan grandes que no queda más que aceptarlo, la ortodoxia está esperando que pase su efecto, con una difusión fugaz en este presente apresurado y miope sin generar demasiados estragos en la puesta en escena llamada historia oficial.
   La aventura inicia en una bodega perteneciente a el museo Smithsonian en California, donde la versión oficial nos cuenta que un grupo de paleoantropólogos descubren en una caja que al menos tenía 40 años arrumbada y olvidada que contenía los restos de un mastodonte encontrados en el norte de los Estados Unidos en un sitio muy cercano a Canadá, dichos restos tienen muestras inobjetables de que aquel animal fue cazado y comido, de una forma que no deja dudas de inteligencia en el hecho, hasta ahí nada extraño en apariencia, pero al verificar la antigüedad de los restos las cosas se complican, porque los análisis nos dan una cifra de nada menos que 130000 años, época donde la ortodoxia nos dice que no habían humanos aún, los Sapiens estaban en África y faltaban miles de años para ese supuesto éxodo que los regó por todo el planeta, la línea de tiempo reglada y controlada por la ciencia oficial queda hecha trizas, esta investigación surge de uno de los canales más importantes del mundo para la ortodoxia, la revista Nature.
   Este hecho en sí es muy importante, se une y no exagero a cientos de pequeños indicios de civilizaciones anteriores a la cronología oficial pero este cumple con todas las aduanas oficiales que han sido la herramienta para rebatir y hacer a un lado un sin fin de teorías, una pieza del rompecabezas que nos da una vez más hechos para reconocer lo que muchos tenemos claro, hay una historia oculta que por razones extrañas se mantiene en una posición más que discreta pero que uniendo esta pieza a otra, también oficial nos da lo que en poco tiempo será una certeza, una inobjetable… 
   La segunda pieza no es menos interesante, recientemente se han encontrado otra vez pruebas más que claras de la caída de un meteoro, quizá un comenta que cayó en el norte del continente americano hace 12800 años, muestras de nanodiamantes en sedimentos de esa época y también esferas de aire en betas de carbón en literalmente toda América, son una prueba geológica contundente que confirma que dicho objeto celeste cayó en esta parte del planeta en áreas que estaban cubiertas de hielo en ese tiempo y que causó un cataclismo hemisférico, un fin del mundo a la mitad que borró totalmente la huella de vestigios de civilizaciones en un inmenso periodo de tiempo, digamos de hace 13000 años hasta literalmente esos 130000 que la ortodoxia defiende aunque cada vez le cuesta más, las piezas se acomodan poco a poco, los espacios en blanco comienzan a llenarse dando respuesta a ese vacío de presencia inteligente en el continente americano, la primera cultura reconocida es la Clovis con una antigüedad de unos 10000 años, la tecnología satelital nos da imágenes de la cicatriz dejada por aquel objeto que fue el final de una historia, de un mundo que tenía mucho que contar y que sólo un pequeño grupo tuvo acceso a esa historia, hecho que les dio el poder más grande existente, el conocimiento que da la posibilidad de entender contextos que sin ellos sólo podemos teorizar, pero esto no es todo, hay más pero muy lejos de Norte América…

Gobekli Tepe, la llave faltante...


   En un post anterior les hable de un lugar que sin duda está causando una grieta imposible de cubrir, en Turquía se encuentra un templo que de nuevo rompe el estrecho camino de las versiones oficiales, un templo ceremonial cuando se suponía éramos nómadas sin ningún  pensamiento abstracto, es decir la percepción humana de trascendencia, la triada mágica de preguntas, dónde, cuándo y cómo que nos transformaron en los humanos que somos y se suponía hasta antes de este descubrimiento era de unos 6000 años, Gobekli Tepe rompe todo y se va a 13000 años antes de Cristo y que misteriosamente fue enterrado inexplicablemente en ese mismo periodo de tiempo,  pero hay más, los descubrimientos no cesan y los más recientes encajan en el rompecabezas, de manera estremecedora…

El más inusual marcador astronómico


   Los más recientes descubrimientos dan un contexto que de verdad hace que todo lo conocido se fracture, Gobekli no sólo es un templo, es un calendario astronómico que con nuestra técnica actual comprueba que los alto relieves ahí esculpidos son las constelaciones que se podían ver en aquel tiempo y que coinciden con la precesión de los equinoccios, un ciclo cósmico que tiene una duración de nada más que ¡26000 años! la teoría de que aquel extraño enterramiento provocado por los mismos humanos que lo veneraban tenía alguna relación con ese fin cíclico y cósmico es más que razonable, ¿pero cómo podían saberlo? Investigadores se refieren a lo plasmado en el monolito conocido como “Vulture” como el momento de la devastación, el peor día de la historia, si para la ortodoxia éramos apenas nómadas sin pensamiento abstracto, es más que indudable que algo se ha ocultado, las teorías giran sobre esto pero el descubrimiento del cometa da mágicamente la llave para entender porque en esas tremendas estelas pétreas en alto relieve narran en paso de un ente celeste… ¡Hace 12800 años! Parece que las teorías cuadran, por primera vez tenemos indicios físicos que encajan con ese conocimiento oculto y lo que es más importante, con los mitos que la ciencia siempre consideró leyendas sin sentido, sólo consideren por un momento que esas culturas anteriores hicieron esfuerzos que aún no comprendemos totalmente para advertir a los que vinieran después, hacerlo en roca, en construcciones que siguen ahí a pesar de todo lo ocurrido en el planeta nos hace intuir su importancia, en ese mismo Gobekli Tepe se advierte que volverá a ocurrir, las computadoras que han logrado encajar el mensaje indican el paso de esta tierra por un área conocida como Taurid, un enjambre de meteoritos que cruzaremos en el 2030…



   Imaginen por un momento culturas que llevaban la concepción de conocimiento a un nivel impensable desde nuestra estructura de pensamiento, que existen regados por el planeta restos y construcciones que tienen coincidencias inexplicables que nos dan la posibilidad de una conexión, que hablan un lenguaje muy similar, que veneran las mismas deidades con distintos nombres, que entendían el lenguaje de las estrellas con sus ciclos y tiempos, que llegan a la certeza de un inminente hecho apocalíptico que narran de forma distinta intentando advertir de lo que viene y que tienen similitudes asombrosas, que de pronto ese temido día llega borrando civilizaciones de medio planeta y que del otro lado teniendo la misma advertencia y sentir los cambios físicos en su entorno entierran su bitácora de sucesos como en Gobekli Tepe y que sin duda dejaron su legado a un pequeño y selecto grupo de alguna forma, que ese conocimiento fue la piedra angular que nos encontramos una y otra vez en la historia posterior a ese evento, donde un gran diluvio, narrado de muchas formas, la ira de dios  arrasó todo lo existente, pero que también advirtió a alguno para proteger una estirpe que queda como testigo presencial a los sobrevivientes asustados e incapaces de comprender en un mundo distinto en casi todo pero algo quedó, algo que supo interpretar las señales, los templos y que por oscuras razones lo ha ido administrando poco a poco, gota a gota, la pregunta restante perturba, ¿porqué ahora?

Una advertencia de lo que ya pasó y puede pasar de nuevo...


   La trascendencia de estas 3 piezas del rompecabezas es inimaginable aún, la ciencia tenía claro un gran cambio climático en aquel tiempo pero no sabían la causa, el cambio escalonado y temporal deja de tener sentido, fue algo que cambia todo en muy poco tiempo, se habla de unos pocos años, los nómadas cazadores sobrevivientes según la ciencia pero quizá una sociedad avanzada, los pocos sobrevivientes de un fin del mundo parcial se encuentra con extinciones masivas, un efecto invernadero que seco y enfrió un continente y dejó la posibilidad única de migrar, de buscar otras tierras, la posibilidad de que el descubrimiento fuera al revés, de América hacia Europa está ahí discreto pero posible, lunáticos de distintas especialidades lo perciben en extrañas fusiones de lenguaje, mismos términos usados en sitios con una conexión imposible, según una cada vez más nerviosa ortodoxia, construcciones y maneras de ver el mundo, mitos que perviven a pesar de las diferencias geográficas, religiosas y demás impedimentos, el diluvio es la gran llave que abre y cierra el antes y después, la transformación de una humanidad que cambió la caza y la ruta eterna a el nacimiento del humano sedentario que fue de la mano de la cosecha, la agricultura para subsistir y con ello la observación, la curiosidad y el desarrollo del pensamiento como lo entenderemos germinó ahí, en ese tiempo que después de la tragedia, del poder de algo natural pero incomprensible para la mayoría pero que encajó muy bien para asustar con la ira de divinidades que juzgan y castigan por las faltas a una humanidad temerosa fueron también semillas que han dado un fruto extraño y paradójico, nosotros…
   Estamos en el ojo de la tormenta, esta extraña mezcla que somos que a cada paso deja de ser algo casual, evolutivo para descubrirse dirigido y controlado desde siempre por algo más, por algo que ha jugado con ventaja que da saber y entender, herramientas que muchas veces transforman en divinidades a los poseedores de ese oro que les coloca en posición en la que están, pero para rizar el rizo aún más, sin duda tienen ayuda de algo más, algo poderoso y suprahumano que tutela, que advierte, que anticipa y que cobra, que pide tributo por su asesoría, el misterio es la comprensión de esta alianza que hace alquimia impensable entre lo físico y lo intangible, tal vez por eso nos cuesta tanto entender, unos cargados a lo físico, a lo medible y comprobable sin conocer que todas las medidas y leyes tienen truco, por otro lado los espirituales que creen en lo intangible pero sin entenderlo en realidad y se dejan llevar por alguien tan físico y tan humano como ellos que está más por la materia que por el alma y abusa inmisericorde vendiendo la llave, el secreto de lo intangible…
  Quedan unos pocos, unos que miran a lo panorámico, que advierten el truco pero que no alcanzan a pesar de los esfuerzos a ver la pintura completa, la estirpe de los curiosos eternos que son los gigantes del pensamiento que dejan un rastro de indicios, en casos extremos pagan con su vida la osadía, quizá porque estaban muy cerca, algunos más que lo intentan pero que les siguen faltando piezas, que impactan dolorosamente con la legión durmiente que mecánicamente es leal al dogma, al no aunque no sepan el porqué, que tienen acceso VIP al valle de la resignación donde es más cómodo no preguntar, donde los lunáticos no tienen cabida, son mal vistos y es mejor mantenerlos alejados por el bien del no preguntar, el mal pero tranquilo, el esconderse detrás del próximo juego del deporte de moda, de las salidas los viernes, de los estimulantes mágicos para el olvido, servidor se queda con la búsqueda, la solitaria —ahora más que nunca— ruta de las preguntas incómodas, siempre aspirante a la estirpe de los curiosos que por cierto en realidad son huella insuperable y poderosa de ser seres humanos, ni más ni menos.            
     

martes, 10 de octubre de 2017

La travesía del trashumante (audiolibro)





Porqué escribir...
   

   Un giro completa se ha cumplido, 365 días de búsqueda y cientos de preguntas que con energía renovada nos hace dar el siguiente paso, debo agradecer a todos y cada uno de los que se han tomado un momento para subirse a mi nave, hace un año me preguntaba si alguien conectaría con este "loco" que hizo del misterio su camino, la intención inicial era que a través de la magia de esta maquina del tiempo que es la red que nos permite estar en cualquier momento juntos, enlazados por una idea, nos hagamos cómplices en este camino repleto de preguntas que no siempre tienen respuestas, gracias a todos y cada uno de los que han compartido mi locura y la han hecho un poco suya...
   En el primer día de este segundo ciclo inicio una aventura lateral, convertir en audio los escritos que darán forma a mi primer libro, primero en audio y espero muy pronto en papel, el primer capítulo es "Porqué escribir" que espero pueda hacer que conectemos nuevamente, otro formato que creo complementa la propuesta para esta complicidad que ha traspasado las fronteras de mi ombligo de la luna donde tengo mi base de operaciones, espero sus comentarios y hay mucho misterio por delante... 
   El enlace está en la parte superior de esta entrada, dar click esperando sus comentarios...  

lunes, 9 de octubre de 2017

Una deidad disfrazada

   


   Tal vez les pueda parecer que mi asombro es algo que se dispara casi por cualquier cosa, en cierto sentido es así porque en esta travesía llamada búsqueda que tránsito equipado con las herramientas necesarias, no las físicas y materiales que siempre me obligan a hacer magia por su ausencia, sino las que deben acompañar nuestro espíritu para ello, son la curiosidad y el asombro, que hacen de una especie de combustible para dar marcha y me hacen seguir a pesar de las muchas inconveniencias que existen, pero que la convierten en algo fascinante. Es difícil no reaccionar ante lo que tenemos al frente a cada momento, pero de tiempo atrás hasta este presente veloz y muchas veces confuso llama mi atención lo que podríamos considerar un efecto colateral de lo que vivimos, me refiero al cómo se reacciona ante lo que ocurre, he perdido la cuenta de los hechos y eventos que supuse causarían una explosión que cimbraría las bases de esta realidad, pero con inmensa sorpresa y tengo que reconocerlo, con tristeza descubría que sólo un puñado de personas fueron conscientes de estas cosas, una extraña minoría de “locos” que su característica singular es ver de una forma que cada vez parece más una anomalía, ver con mayúsculas, que nos regala la posibilidad de “encender” esa curiosidad y ese asombro que son accesorio original de los seres humanos. Pero el desuso lo empolva y aletarga, creo que la disminución de estas facultades son uno de los primeros síntomas que alertan de que quien lo sufre se está transformando en un durmiente, un ser a la mitad que deja en el camino una de las características fundamentales de esta especie mágica.
   Lo que les contaré ahora es una muestra de este fenómeno, estaba tan cerca que pasó desapercibido para este buscador en principio, quizá por la turbulencia que cruzo ahora y que este septiembre recién concluido, —mes que es un umbral, un portal para este buscador por todo lo vivido a lo largo de los años— ha dejado un mensaje de esos que no puedes evitar, el ombligo de la luna ha sido sacudido otra vez, con una precisión que asusta y que ha traído mucho que investigar, las líneas a seguir se multiplicaron al grado de complicar seriamente mi sistema, que exige más tiempo y que me indica que un nuevo cambio en inevitable y está cerca, el vuelo a pleno es el siguiente paso que me alcanza aunque mi nave no está lista aún pero el destino lo requiere, así sea… En medio de todo esto donde con tristeza veo que mi círculo cercano se agrieta, que se ha contagiado de ese maléfico virus causante de los durmientes, la sorpresa y la curiosidad ya no causan nada en lo que siempre pensé base y estructura, la cercanía es tan dolorosa que causa un efecto que no puedo describir de otra forma que como “turbulencia” Quien ha experimentado esto en algún vuelo entenderá perfecto esta parte de mi viaje, que a pesar de esto ve una luz que reactiva mis sistemas y de la mano de la curiosidad surge otra búsqueda que como casi todas, nos hace descubrir más de lo esperado, otra pieza que encaja misteriosamente con el rompecabezas que es nuestra realidad en la que desconocemos casi todo, aquí tenemos otra muestra…



   Nuestro viaje inicia el 16 de abril de 1964, el Distrito Federal recibía a una antigua deidad que fue conocida como Tlaloc, dios de la lluvia y que con enorme asombro para los habitantes citadinos fue visto pasar imponente entrando por la avenida de los Insurgentes para girar por el paseo de la Reforma hasta la entrada del reluciente museo de antropología que sería su nuevo hogar y sigue siéndolo hasta la fecha. Su llegada fue un suceso, para su transporte fue necesario adaptar una plataforma inmensa remolcada por dos trailers por las dimensiones y el peso de este enigmático monolito  <mide 7 metros y pesa 21 toneladas> su llegada fue por las que quizá son las dos vías más importantes y representativas de este ombligo de la luna que fueron testigos de un fenómeno que le dio un toque misterioso y extraño, por dónde iba pasando el trailer una inesperada lluvia escoltó su camino, no me refiero a un aguacero común, sino que llovía justo por dónde iba pasando el imponente monolito y que es el recuerdo más intenso en quien lo vivió, hecho que fue plasmado en las crónicas del evento, he tenido la fortuna de conversar con una testigo presencial que da fe del inusual hecho y que hace hincapié en aquella sorpresiva lluvia, que fue lo más hablado por los sorprendidos testigos que veían que ese dios prehispánico era recibido por su elemento regente, el agua.



   Pero el misterio nos guiña de nuevo, en principio porque el origen de esta deidad no está claro, se desvanece en el tiempo donde parece surgir de uno de los misterios más grandes que tiene mucho aún por ser descubierto, me refiero a los Olmecas, que son una de las culturas más influyentes en toda Mesoamerica pero de la que existen muchos vacíos, nos quedan vestigios que, regados por buena parte de este ombligo de la luna, lo más llamativo es que culturas posteriores quedan influenciados por su universo, ejemplo de ello son los Mexicas <esos nómadas que terminarán convirtiéndose en los poderosos aztecas> y los Mayas que “adoptan” esta deidad de las lluvias que dominaba el trueno, la lluvia y los terremotos.
   Mi curiosidad se alerta con la nube oscura de un origen poco claro, siguiendo el rastro el misterio crece porque existe una duda razonable de que aquel monolito que observa silente el flujo eterno de una de las arterias principales de este ombligo de la luna sea quien nos dijeron, brota una disputa entre dos reconocidos historiadores que pelean por la identidad de este monolito, aquella escultura que hemos visto cientos de veces y que su historia nos parecía tan solida como la roca del que está hecho, esto viene desde el año de 1884 cuando el erudito Chavero relata el descubrimiento al oriente de la Cuenca de México en el municipio de Coatlinchan, cerca de Texcoco en el arroyo Santa Clara, existe un dibujo de José María Velasco que lo ilustra pero no se refieren a Tlaloc sino a Chachiuhtlicue, entidad femenina que es una dualidad interpretada como esposa del dios de la lluvia, que como tantas otras deidades tiene la capacidad de transformarse y cambiar de forma, mis alarmas sonaban con creciente intensidad…



   La descripción hecha nos deja algo más, se describe una especie de silbato que sostenía en sus brazos, el rostro dañado e incompleto por el paso de los años y una ofrenda que no es descrita correctamente, en aquel momento el descubrimiento era lo principal y las ofrendas a las deidades eran cosa corriente, ¿o no? 
   La otra parte de la disputa llega en manos del que en 1903 haría la excavación Leopoldo Bátres, el 10 de junio de dicho año encontrando que las medidas eran incorrectas, que la figura tenía destruidas las manos y por lógica el “instrumento” que portaba no estaba ahí, que la vestimenta de la figura era masculina, una especie de taparrabos llamado máxtlalt, con esto llega a la conclusión de que no es ella, es él, es Tlaloc y es el que lo liga con los misteriosos Olmecas, las preguntas aumentan a cada paso.
   El misterio le sigue a través del tiempo, llegamos ahora a los años sesentas donde el interés del arquitecto Pedro Ramírez Vásquez hace que el presidente López Mateos acceda a su deseo de sacar de su sitio ancestral a el oficialmente conocido como Tlaloc para el museo de antropología, hecho que los pobladores de Coatlinchan no recibieron con agrado, aquella imponente figura era conocida y venerada como “La piedra de los tecomates” de la que se sabía era milagrosa, se habla que un poco de agua tomada de las oquedades de la figura tenía propiedades curativas y era el orgullo de los lugareños, el gobierno les prometió una réplica que jamás fue considerada, cuando los trabajos para trasladarla avanzaron el pueblo se negó totalmente a que lo sacaran de su lugar y comenzó una tensa etapa donde los lugareños saboteaban la obra al grado de robar los explosivos que usaban para extraerlo. Cuando era inminente el saqueo le pincharon las llantas a los trailers encargados del translado, la tensión se desbordaba y el presidente le ordenó al ejército intervenir y escoltar la operación, la fuerza se impuso al final y Tlaloc cambiaría su residencia a la capital del país, las propuestas ofrecidas quedaron en el olvido, fueron cambiadas por las agresiones, los golpes y el uso de la fuerza que es la huella que quedó indeleble en la memoria de aquella población que tuvo que resignarse, algo tristemente más que frecuente en estas latitudes de maravilla y también de injusticia.



   El rastro sigue acompañado del asombro constante, ahora de la mano de una testigo presencial de todo aquello ocurrido en el 64, una maestra nativa de aquella tierra y que al igual que sus padres y abuelos convivieron con la piedra de los tecomates, su testimonio nos da otra pista que da otro giro de tuerca a la historia. Su testimonio fue contundente, en el 2014 cuando con motivo del 50 aniversario del “cambio de domicilio” de Tlaloc en una entrevista declaraba que este sigue aún en su tierra, en una montaña de los alrededores de Coatlinchan, que sus abuelos y luego sus padres le contaron que ellos mismos fueron a aquella montaña, a mostrar sus respetos a aquella antigua deidad que estaba conectado a través de el río Santa Clara que nuestra testigo conoció ya como un pequeño arroyo y que llegaba a donde estaba su dualidad Chachiuhtlicue, estaban unidos por una serpiente de agua, por cierto Coatlinchan significa lugar de las serpientes, ¡de nuevo estos simbólicos y omnipresentes reptiles! y que era mejor conocido por aquellas gentes como la piedra de los tecomates, estaba convencida que esa era la piedra que el gobierno se llevó a la capital, la ubicación exacta de Tlaloc es un secreto que dijo se llevaría con ella.
   El misterio teje su extraño rumbo, es asombroso cómo la versión oficial apoyada de ortodoxia se funde en un mismo camino, con la versión viva, de boca a boca que la historia nos muestra una y otra vez es más poderosa que las versiones oficiales que arrinconadas no tienen más que dejar abierta la puerta, en este caso la opinión de Bátres fue impregnada por la duda, no se podía asegurar que era Tlaloc aunque en 1903 esa fue la versión oficial y la que al paso del tiempo enterró las otras posibilidades, sólo un puño de testigos la contradicen y su voz se apaga irremediable entre el tiempo y la indiferencia, aquel sitio mágico que era conocido como “El lugar de los ritos de la señora de las aguas” donde aquella enigmática figura estaba, siempre acostada orientada hacia el sur y sus tecomates, termino antiguo para referirse a las jicaras, utensilios para el agua donde tomó su nombre, lugar que ahora está debajo de un conjunto habitacional donde la historia está enterrada y olvidada, el valor histórico y antropológico de aquel sitio no tuvo la menor importancia para las autoridades encargadas de esto pero, ¿porqué?           
   Pero esto no termina aquí, termino con un puño de datos que son piezas pequeñas de un gran rompecabezas del que ya les he hablado y que coincidentemente, de nuevo las cada vez más frecuentes sorpresas encajan extrañamente, nos indican que hay más, mucho más en estas historias que parecen inconexas pero que en conjunto forman un indicio, pueden tomarlo así pero estoy convencido que esto esconde una historia que sugiere que esta historia va más allá de ese muro en apariencia infranqueable, que son esos míticos 12000 años que ahora está surgiendo que hubo un "fin del mundo" parcial que borró la historia de América al grado de que sólo pequeñas pistan nos dicen que hubo otras historias, pero esa entidad inmensa y poderosa que lleva los controles no quiere que se sepa, cualquier descubrimiento que complique la versión oficial es silenciada, dicho esto les mostraré algunas de esas "coincidencias"
   Se sabe que el arquitecto Pedro Ramírez Vásquez fue quien se empeño que Tlaloc estuviera en su actual ubicación, no sólo por el museo de antropología sino por algo más que estamos investigando, este personaje que con su obra le dio rostro a la antiguo Distrito Federal, hoy Ciudad de México, el estadio azteca, la basílica de Guadalupe y un sinnúmero de obras así lo muestran, sabemos que dicho arquitecto era un iniciado de nuestras imperdibles sociedades secretas que de nuevo nos demuestran que saben... este hombre nació el 16 de abril de 1919, fecha que coincide con la llegada de Tlaloc a la ciudad y murió, un 16 de abril de 2013, esas coincidencias...



   Por si fuera poco, la ofrenda que se encontró en el sitio de la piedra de los tecomates fue algo que ha sido bien guardado, por aquello de lo "politicamente correcto" enfermedad que justifica la omisión de cualquier cosa que no tenga buena imagen, los 12 de febrero se ofrecían en sacrificio para esta deidad 12 niños menores de 10 años que se les sacaba el corazón y se les despellejaba para tener contento a nuestro esquivo y poderoso dios, la inmensa cantidad de restos no dejan duda de esto y se sabe también que la ofrenda terminaba con un banquete donde los niños sacrificados eran el plato fuerte. Esto nos da un indicio llamativo, el sacrificio ritual humano viene de muy lejos de este ombligo de la luna, en otro lugar que es el portal y base de los últimos 7000 años, Sumeria, ese lugar del mundo tomado en el nombre del pretexto más de moda, terrorismo, petróleo lo que sea necesario decir para tener control de un sitio que tiene muchas respuestas, de esta zona tenemos el primer escrito Sumerio conocido como Atrahasis que nos narra las andanzas de EA, el señor de las aguas al cual le encantaban los sacrificios rituales y que se ha ido disfrazando oculto en un sinfín de historias míticas, como los misteriosos Abgal de sirio, los señores del agua que se comían al despistado que se acercara a los ríos donde dormían, otro disfraz el de Apkallu en sumeria que emergía del golfo pérsico reclamando sangre, o en Oannes, hijo de Enki, creado de esta humanidad y por tanto reclamaba ofrendas similares.



   Este singular ente sin duda poderoso navega e través del nuestro tiempo e historia, oculto en el mítico Neptuno, con rasgos similares en Jupiter y así podría seguir la lista, desde el extraño y bipolar Yahvé autor intelectual de los holocaustos en su honor, ¿les suena?...  otra de las interpretaciones más oscuras es el mismísimo oscuro o contrario, que es nombrado y venerado como Rainman, el hombre de la lluvia...
   Lo más llamativo es que no importa el lugar del planeta ni el tiempo, existe una entidad poderosa, que posee una personalidad y unas potestades más que similares al grado de ser considerada un dios que pide sumisión y que enseñó los sacrificios rituales a esta humanidad que lo aprendió bien y lo hizo, lo hace y creo lo hará por mucho tiempo, su rastro está ahí hasta en sitios donde jamás hubiéramos pensado, las piezas del rompecabezas están ahí y con el paso del tiempo surgirán más, su incógnito se desvanecerá en algún momento...