martes, 25 de abril de 2017

La imposible cueva de los tayos

   



   
   Una idea gira imparable en mi mente, entender el pasado te da la llave del futuro, concepto que en principio puede no decir mucho pero en la travesía permanente por el descubrimiento y el misterio cobra un sentido distinto, una dimensión más grande que no se puede eludir o ignorar cuando volamos sobre el pasado que partiendo de algo físico, de una ubicación y sobre todo lugares arqueológicos que nos miran desafiando toda la concepción sobre la que se basa nuestro presente, lo que somos ahora guarda una liga con lo que fuimos, ese ayer nos susurra secretos que nos dicen que algo no cuadra con las versiones oficiales y sus interpretaciones de lo que pasó hace cientos o miles de años.    
   Hemos volado por zonas imposibles, (La colina panzuda, El secreto de Kukulkán)lugares que rompen con todo lo conocido y datado, el edificio de nuestra idea del pasado se tambalea por los descubrimientos recientes que nos hablan de una historia paralela que nos forza a reflexionar, a considerar otras lecturas de los recuerdos físicos de otras culturas, de otras humanidades que podemos imaginar por sus restos de piedra.
   Pero hay más, hay lugares que marcan el planeta con misterios aún más profundos que guardan una curiosa constante que debemos mantener presente, la iglesia ha demostrado su poder, en América la conquista fue un levantamiento de un peculiar inventario, recientemente conversé con un arqueólogo que no me permite decir su nombre que me confirmó algo que más de algún lunático buscador intuía, los “descubrimientos” arqueológicos no fueron exactamente eso, la iglesia sabía lo que encontrarían, en lugares importantes fueron enviados misioneros entrenados en más cosas que el catecismo, para confirmar una extraña información anterior en tiempo a la conquista oficial, para limpiar esos conocimientos de la forma que fuera y hacer un trabajo más intenso de transformación, logrando desconectar un conocimiento anterior con la verdad nada claras intenciones.



Amstrong en los tayos
   


   El lugar por el que viajaremos cumple con todo esto, un sitio ubicado en la Republica de Ecuador, en la pequeña provincia de Morona —no olviden este nombre— y que cuesta entender porqué no ha sido debidamente datado y revelado, otra oscura constante que hemos visto en otros sitios y creo seguiremos encontrando en nuestra travesía, me refiero a la imponente Cueva de los Tayos, bautizada así por las aves que tienen esta cueva como su hogar, un sitio que requiere un viaje que no cualquiera puede hacer, la travesía inicia en una panga,(lanchas peculiares por las que se puede recorrer el mítico Río Santiago, el viaje es de entre 3 y 7 días por el río para llegar después a un sitio poco conocido y protegido por una tribu ancestral llamados Shuar, también conocidos como Jíbaros, reconocidos mundialmente por su bravura y su mágica capacidad de reducir cabezas de sus enemigos, aparte de estar en una zona de difícil acceso existen tensiones territoriales de Ecuador con sus vecinos, una mezcla perfecta para que este sitio no sea accesible para turistas comunes y corrientes, de hecho si no se conoce a alguien de dicha tribu es verdaderamente difícil llegar, existen al menos 50 cuevas en la región que si no se tiene un contacto confiable pueden ser llamadas de igual forma para despistar, esto tiene una razón muy común en todo el continente, el hombre blanco es considerado mentiroso y abusador que les ha engañado muchas veces como veremos más adelante.
   Pero entremos en materia, el viaje inicia en 1969 donde un extraño hombre de nacionalidad húngaro argentina llamado Juan Moritz que llega sin más a dicha provincia, contactando y ganando la confianza de los Shuar con la coincidencia de su dominio del dialecto Magiar y con el tiempo le revelan su máximo secreto, la existencia de una cueva que para ellos es mágica y refugio de sus divinidades donde existen restos de una cultura olvidada que obsesiona a Moritz hasta que los convence de que lo lleven a dicho sitio, su impresión fue tal que al regresar a Santiago levanta un acta el 21 de julio de 1969 que dice en una de sus párrafos… “He descubierto valiosos objetos de importancia histórica para la humanidad, especialmente unas láminas metálicas que contienen el resumen de la historia de una civilización extinta de la cual no se tiene el menor indicio” hasta aquí hacer notar un detalle importante, un extranjero llega a una provincia llamada Morona, casualmente domina una lengua literalmente en extinción y para acabar se apellida Moritz, creo que esto supera la llevada y traída casualidad para ser una causalidad, es decir, dicho sujeto sabía que había en dicho lugar, se preparó para poder romper las barreras del lenguaje y usa el poder del símbolo, a lo que recurren con frecuencia los que saben, el nombre tiene una razón que veremos más adelante…
   Hasta aquí la historia nos indica algunas señales relevantes, es asignado para la evangelización del lugar un salesiano documentalista llamado Carlos Crespi que como siempre, trata bien a los nativos de la zona que agradecidos le regalan algunas de esas laminas metálicas, no hablamos de una o dos, una cantidad que hasta ahora no ha podido ser cuantificada pero que se sabe que fue mandando poco a poco a sus jefes del Vaticano, una operación hormiga de sustracción del patrimonio de Ecuador y la humanidad para estar oculto en una de las tantas bodegas que hacen lo que conocemos el Archivo Vaticano, pero ¿porqué?
   Pero los mensajes y las causalidades no acaban, Moritz se pone en contacto con un desconocido Erik Von Daniken que le convence para usar los datos y fotografías en un libro transformador a pesar de sus errores y de que Daniken jamás entro a la cueva, pero su libro “El oro de los dioses” se convierte en Beast Seller mundial en 1974 que hizo volar a posibilidades impensables en aquellos tiempos a muchos lunáticos, —servidor incluido— que jamás volvimos a ver esta realidad de la misma manera, el mensaje fue lanzado exitosamente para que esta extraña historia siga, imaginen que en 1976 el recién llegado del viaje más grande hecho por la humanidad hasta ese momento, un tal Neil Amstrong, primer hombre en pisar la Luna emprende una nueva aventura, ahora a las selvas ecuatorianas para conocer esta mágica cueva, eso sí, acompañado de un equipo de 125 personas comandado por agentes del MI5 inglés que con 4 helicópteros, planta de luz y todo lo necesario emprenden el viaje a lo que en sus palabras fue un descubrimiento más importante para él que pisar la Luna.
   Después de una expedición de 3 días en la que no permitieron a los Shuar entrar con ellos y que causó un conato de enfrentamiento entre los hombres blancos y unos ingenuos indígenas que una vez más fueron engañados y sometidos por armamento de primer nivel y la soberbia por delante, se llevaron ante su imposibilidad de hacer algo 4 contenedores repletos de “cosas” de la cueva con destino desconocido a la fecha y como punto final existen testigos Shuar que presenciaron 3 detonaciones jamás escuchadas hasta ese momento para ellos y que el recuerdo llega hasta el presente, volaron el acceso a algo que no querían que nadie más pudiera ver, un secreto sólo para unos cuantos.

Formaciones "naturales"
   

    El modus operandi de esta inteligencia que está por encima de todo no deja cabos sueltos, después de esto aparecieron más láminas y demás cosas que sin duda alguna son falsas y hacen dudar a la ortoxia de algo más grande que convenientemente gira entre el mito y la verdad, una de las últimas acciones fue incendiar un día antes de la inauguración el museo donde el padre Crespi guardaba muchas piezas extraídas de la cueva, regalo de los indígenas y que como pueden imaginar desaparecieron totalmente después del lamentable incendio, hecho que sumió al padre Crespi en una profunda depresión hasta su muerte en los años ochentas, se sabe que el gobierno ecuatoriano se hizo de un lote de piezas que aún conserva pero quienes han tenido acceso a ver, descartan completamente que sean aquellas extrañas láminas que tenían símbolos sumerios y que acumulan polvo en una bodega del otro lado del planeta esperando mejor suerte, el momento de ser expuestas algún día, ojalá podamos verlo.


   


   La historia es más que llamativa y nos deja más preguntas que respuestas, una expedición posterior dató la cueva llegando a la cifra tantas veces repetida en los más diversos sitios, entre 9 y 11000 años antes de Cristo, esa cifra que de nuevo se convierte en un muro infranqueable, otro símbolo que igual que un semáforo en alto frena cualquier investigación, la oficialidad es eficiente para dejar clara su línea a seguir, creo que lo que está detrás de ese muro cambiaría todo y de momento no quieren ese cambio, la más reciente efectuada por un Indiana Jones de carne y hueso, Juan José Revenga afirma categórico que lo visto en la cueva no es natural, con la mirada y el contexto que nos da la actualidad.

   


   Ahora coloquemos piezas de nuestro rompecabezas cósmico, en una zona inaccesible y desconocida del Ecuador entra en acción un equipo de avanzada en la persona de Moritz que se especula que era alemán y pertenecía a una sociedad secreta, no olviden las expediciones por todo el planeta efectuadas por unos “locos y místicos” alemanes que para unas cosas son locos y para otras son el cerebro que le ha dado forma a nuestro presente, entrenado para el primer contacto que se reforzaría con la presencia del padre Crespi, encargados de confirmar la información que sin duda conocían con anterioridad, alertan a los que saben con un libro que causó sin duda efecto a miles y a unos cuantos que entienden los símbolos o claves para que puedan comunicarse eficazmente, después mandan un comando entrenado para tomar el lugar, llevarse cualquier vestigio que por sí mismo complicará el encubrimiento para volar el acceso a un área que queda sepultada y desconocida para las mayorías, extraen lo que el padre Crepi hubiera conservado de recuerdo y hacen llegar una parte insignificante al gobierno para dejarlo tranquilo, por último para rizar el rizo se especula que la expedición de Amstrong fue financiada por la iglesia mormona debido a su interés de encontrar rastro de el ángel moroni que fue el anunciador que le entregó unas láminas de oro para que Josep Smith fundara dicha iglesia, en una provincia llamada Morona donde un Moritz hace un fantástico descubrimiento, el lugar había sido marcado con el nombre mucho antes, porque sabían que encontrarían. De nuevo nos enfrentamos a la extraña mezcla de los hechos y los mitos dejando con ella la cada vez más firme inquietud que hemos sido amputados de una parte de la historia, que está en posición de pequeños grupos de iluminados que poseen muchas piezas más del rompecabezas, como punto final no olviden que Amstrong fue un prominente masón, igual que Josep Smith fundador de los mormones, si esto es casualidad yo soy extraterrestre... quizá…  

domingo, 16 de abril de 2017

El wifi ancestral

   



   El misterio tiene una constante, una característica particular que sin importar el tema, la distancia y aunque nos lleve por cosas o hechos sin ninguna relación aparente siempre llevan lo que parece su firma, la elusividad. Por ello entramos en un “juego” singular, en algún momento me siento transportado al pasado cuando jugar a las escondidas llenó muchos días de juegos de infancia, me imagino de nuevo en la búsqueda sigilosa para encontrar a los que se escondían, algunas veces era muy fácil detectar el patrón de pensamiento de algunos de mis primos o amigos que repetían los escondites y con enojo siempre eran los primeros en ser descubiertos, luego estaban los más audaces que agregaban riesgo a su escondite y por último los que aprendían a entender el pensamiento del buscador y actuaban en consecuencia, esos, los menos eran los que hacían aquellas tardes mágicas.
   El misterio nos sumerge en una mecánica bellamente similar, siempre hay más de lo aparente, primero en lo que llamo la superficie, una noticia, un blog ahora o la vía clásica de un libro de papel que nos lleva al descubrimiento, luego viene una capa más profunda donde el contexto, la correlación y el mágico proceso de recolectar informaciones e investigaciones que como si de un rompecabezas se tratara, vamos colocando pieza a pieza para entender y descubrir extrañezas. Desde cualquier lugar del mundo un lunático buscador con más o menos medios se maravilla con lo extraño, esas cosas que resaltan  por sí mismas en un acartonado mundo enfermo de indiferencia, eso que llamamos inusual y que esta realidad nos regala a cada paso, en algún lugar de esta manifestación llamada vida.
   En este juego cósmico de escondidas algunas veces surgen singularidades, hechos que logran lo impensable, el cruce entre el universo de lo mágico para fundirlo con el de lo físico y palpable que algunas veces convergen en hechos cuantificables, que son raros de encontrar y causan en el buscador una emoción difícil de expresar, en este camino donde las preguntas acumuladas tienen que esperar turno para las respuestas, pero que cuando llegan nos hacen sentir esa emoción infantil de pillar algo escondido.
   Esa emoción surgió imparable cuando en mi búsqueda me encuentro con una de esas “rara avis” siguiendo una investigación del otro lado del Atlántico, en España para ser precisos donde de la mano de un astrónomo con mente abierta que se atrevió a cruzar esa línea que no todos pasan, usar su técnica en el nombre del misterio, partiendo de la necesaria curiosidad susurrándole al oído, partió de algo que muchos intuían y que ahora con su convicción científica le da una visión completamente distinta a lugares donde el misterio nos da la cara de muchas maneras, imaginen esto, lugares históricos, ruinas arqueológicas y sitios que comúnmente son considerados como encantados y que las manifestaciones paranormales parecen encontrar acomodo donde mostrarse y que tienen algo en común, algo que parece impensable y que de seguir la ruta iniciada nos da un giro fantástico, esos enclaves están ubicados en lugares especiales, en lugares donde existe una energía y tal vez por eso se escogieron sitios específicos para edificar construcciones para usos rituales, para contactar con lo divino más allá del nombre que le dieran, la necesidad de venerar lo trascendente, lo mágico y que es sin duda lo que nos une conceptualmente como especie, quiero decir que es una de las características principales que nos distinguen, nuestra humanidad lleva esa marca.
   Este conocimiento no es nuevo, existen técnicas antiguas y escritos que parecían perderse en lo mítico, en China se les llamaba “Las venas del Dragón” posteriormente los Zahoríes usaban desde 1785 una técnica que ahora conocemos como Radiestesia que se refiere a la capacidad que a través de una vara de madera en principio, podían detectar agua subterránea, lugares especiales donde la gente sanaba y ocurrían cosas inusuales, pero este conocimiento se remonta a más de 4500 años hacia atrás en el tiempo, pero como es tristemente usual y marca un patrón llamativo, la religión insistió en asociar este conocimiento con el diablo y sus engaños aunque se sabe de religiosos que experimentaron estas técnicas a pesar de la supuesta relación con lo oscuro.
   Las pistas siguen y dan forma a una idea que ha sido ignorada y considerada como pseudo ciencia basada en tradiciones lejanas de la realidad, los druidas en su folclore ya hablaban de ser hijos de la serpiente cósmica, a la que llamaban “wyver” que les servía de guía para edificar sus dólmenes y menhires que como muestra más imponente es Stonehenge en Inglaterra, mentes abiertas como John Michell establecieron teorías que hablan de las líneas ley, un diagrama energético que está por todos los lugares sacros ingleses, rastro que siguió por Avebury, por Glastonbury estableciendo una relación entre estos lugares y esta energía, como pueden ver la repetición de un concepto similar que une cientos o miles de años a lo largo y ancho del planeta es una pista más que llamativa para pensar que hay algo aquí, algo más que mitos y creencias antiguas.
   Otro hecho que es muy llamativo es la posición oficial ante estas ideas, la ortodoxia y la ciencia se muestra dura y burlona alegando de “no concluyentes” estas teorías, pero lo hace desde afuera en vez de investigar y comprobar su viabilidad, hecho que no es muy científico que digamos, volviéndose una conducta repetitiva, extrañamente repetitiva para no considerar que la sombra del silencio y el ocultamiento está volando sobre esto y me dice que algo hay, que como en otras teorías que fracturan la versión oficial son intencionalmente relegadas para no causar problemas, pero el giro de tuerca apenas viene…
   Rafa Balaguer ha sido ese astrónomo despojado del dogma quien descubrió lo que parece la pieza faltante y siempre reclamada por la ortodoxia, se puso a recorrer diversos lugares del mundo para que armado con mente científica ha medido con un geomagnetometro varios de estos lugares, detectando anomalías constantes de carácter magnético en estos sitios, me explico, el geomagnetismo terrestre se puede medir usando este dispositivo que en nanoteslas como unidad de medida a podido establecer un patrón de anomalías en estos lugares, ha podido medir variaciones más que significativas y constantes en lugares como Stone en Inglaterra, en su natal España y en Gobekli Tepe en Turquía, una variación que se muestra constante y desafiante, una señal que parece guardar relación con lo mágico y sacro que fue conocido y usado por todo el planeta, por civilizaciones que parecen conocer y tener la habilidad para aplicarlo, pero esto nos deja un mensaje que tiene tiempo esperando, 3000, 6000 y hasta los 13000 años de la colina panzuda que nos causa insomnio y nos acorrala forzando al instinto a reaccionar, este mensaje nos dice que miles de años antes de lo que el muro de lo oficial nos dice existió no una civilización, un planeta entero que conocía y coexistía con la divinidad de una manera más plena, más poderosa que cualquiera de las creencias y religiones posteriores y más “avanzadas” que están después de esa línea, ese muro de los 13000 años donde algo modificó nuestra relación con lo divino sufrió un cambio drástico que por lo que podemos ver no le permite a la humanidad, —la nuestra— crecer al nivel que tantos y tan distantes lugares en el planeta nos susurran, incomodando nuestra soberbia atontada con los avances tecnológicos que pensamos ingenuamente nos muestran “superiores” sobre aquellos que nos miran a través de sus mensajes en piedra que no hemos podido descifrar en realidad y creo que existe algo actual y poderoso que quiere que así sea, que sigamos dormidos ante la verdad que nos sonríe detrás de ese muro impuesto, que como todos los muros intentan separar, desligar pero no lo harán por mucho tiempo más mientras existan seres que se atreven a cuestionar, a dudar y experimentar.
   Mi mente gira intensa, intuyo que esa Radiestesia o esas líneas ley son restos de un conocimiento anterior que fue casi destruido y oculto por los creadores de ese muro virtual, eso que resuena de diversas formas en el recuerdo, hace unos 13000 años, por eso las variantes, las inconsistencias que nos sumen en esa sensación similar a un recuerdo lejano que un lugar, un sonido, que nos provoca algunas veces y que algunos conocen, atesoran y ocultan quizá porque los deja mal colocados.
   Esa mágica sensación que estoy seguro es similar en muchos de los lunáticos buscadores que me hace vibrar y planear la compra de un magnetómetro para seguir el rastro, en mi lugar, el ombligo de la luna existen cientos de lugares que quizás tengan esa conexión mágica, hay mucho por delante y este juego de escondidas cósmicas esta más vivo que nunca, la chispa llega de seres admirables como Rafa y también por esa bella musa que me sonríe de vez en cuando, va por ellos, por todos los que considero el equipo de avanzada del misterio, que muestran caminos e ideas, seres que pertenecen a veces sin saberlo a la cofradía de la locura y la curiosidad que sin su chispa esta travesía sería menos intensa…                                     

viernes, 7 de abril de 2017

La historia de la colina panzuda

   





   Este presente que transitamos lleno de supuestas certezas que la gran mayoría —los durmientes— dan como verdades inamovibles y fijas, no esperan algo que los sorprenda realmente, consideran que todo está descubierto y la suprema ciencia se muestra indiferente a la sorpresa del descubrimiento, esto genera una extraña dualidad entre los menos, que con la curiosidad como ruta a seguir no acabamos de vivir sorpresas a diario literalmente, este mundo interconectado nos da el privilegio de enterarnos en tiempo real de sucesos, descubrimientos y líneas de pensamiento que hace tan sólo unos años era cercano a lo imposible.
   Pero las sorpresas no van solamente por los nuevos conocimientos sino por la ausencia de efecto en la estructura de nuestra civilización, que con su indiferencia habitual hace que la duda y la suspicacia nos ronde la mente inevitablemente, existe un manto de oscuridad que conoce y que evita con todos los medios a su alcance que ciertos conocimientos sean conocidos por la mayoría, que no hace mucho por saber o intentarlo al menos.
   Dentro de todas las cosas que deberían tener un lugar más importante en los grandes medios de comunicación existen descubrimientos con mayúsculas que rompen todo lo que creemos saber, lugares imposibles que por sí mismos descomponen la historia totalmente pero sobre todo requieren un reseteo mental forzoso porque los tiempos, las creencias y las supuestas verdades no encajan, tenemos que rehacer nuestra estructura de pensamiento y reescribir la historia y nuestra concepción de nuestra realidad.
   Uno de estos lugares se encuentra en Turquía, lugar que guarda una de las llaves que tienen el poder de transformar nuestra realidad, muestra de ello es un lugar literalmente desconocido, un lugar llamado Gobekli Tepe, que traducido es “la colina panzuda” que fue descubierto oficialmente en 1994 aunque ya se tenían referencias de su probable existencia desde 1963 pero hasta que los georadares hicieron su aparición para comprobar que esta colina no era natural, el arqueólogo Klaus Schmidt fallecido recientemente y que inscribe su nombre en el Olimpo de los descubridores, que siguió el rastro de pastores que hablaban de una extraña colina, se trasladó al lugar y el asombro no ha parado, el lugar no era natural, era un sarcófago de piedras creado artificialmente para esconder el templo, un templo que tiene finalidades rituales, la grieta en nuestra historia surge poderosa e inevitable, el neolítico no es lo que nos dijeron, donde la vida nómada era la regla y el sentido de trascendencia ni siquiera se dibujaba hace 13000 años, 7000 años antes de las imponentes pirámides de Egipto, en un lugar lejano a los asentamientos urbanos, hecho más que relevante porque rompe la idea de que primero fueron los asentamientos y después las creencias florecían en un entorno seguro, estable. En vez de esto encontramos un lugar que era de paso y que confluían diversos poblados, un lugar donde la más cercana beta de granito está a unos diez kilómetros de distancia, tan sólo imaginen en una era donde la rueda y la organización social no existía lograr conjuntar esfuerzo e ideales para esta empresa donde se usaron piedras de entre 20 y 30 toneladas para levantar un templo en medio de la nada y que sería un lugar de peregrinación, pero imaginen esto, aquí se adoraban dioses miles de años antes de la aparición de Alá o del mítico Jehová...
   Como pueden imaginar esta es la razón principal del silencio de la ciencia, la repercusión de esto deshace la cronología histórica y la religiosa, la idea de trascendencia es miles de años anterior a lo aceptado oficialmente, pareciera que la idea que muchos años ha sido considerada poco seria, la posibilidad de una historia antes de la historia que se había mostrado a pequeños resquicios que por si mismos no eran suficiente desde la óptica ortodoxa, esto irrumpe poderosamente de la mano de un lugar tangible que está ahí desafiando las murallas mentales que se tambalean con cada nuevo descubrimiento.
   Pero hay más, mucho más, si el hecho de romper la cronología oficial abre más que nunca la necesidad de reescribir la historia cuanto antes, imaginen lo siguiente, esta población que tenía un elevado sentido trascendente, que construyó una edificación que sea la forma que sea la usada para su ello, esto ya es mágico, esta misma cultura 2500 años después de construirlo emprende la empresa de sepultarlo con miles de toneladas encima, de hecho el impresionante estado de conservación se debe a este "pequeño" detalle... pero ¿porqué?
   La mente gira a mil por hora, los datos se acumulan y más detalles emergen con esta colina panzuda que guarda mucho por descubrir, su ubicación entre los míticos Tigris y Eufrates, a unos cuantos kilómetros de la actual Sanliurfa, antiguamente conocida como Urfa o Edessa, donde dicen nació Abraham y es un enclave templario con mucho qué decir, está en la frontera con la golpeada Siria que este mismo día ha sido bombardeada por los que siempre bombardean con la indiferencia de un mundo cómplice, que cuando le conviene cree en las versiones oficiales pero creo que hay más, existen lugares llave, sitios que guardan las respuestas fundamentales de lo que somos, lo que creemos y que casualmente están rodeados de conflictos a cual más variopintos que impiden la búsqueda, el descubrimiento y este lugar es el inicio, el primer paso de lo que somos pero también de lo que fuimos y que sigue sumido en una oscuridad que parece no acabar, esta zona es cuna de Sumeria, Mesopotamia y Egipto, culturas que bebieron del conocimiento o del ocultamiento de este descubrimiento.
   Un detalle más, el granito usado aquí fue usado después en Egipto aun cuando sin duda no era el material más accesible, nuevos descubrimientos intuyen propiedades "mágicas" del granito. El extraño enterramiento de Gobekli encaja con el fin de una era astrológica que tiene como base la precesión de los equinoccios, ese mágico reloj cósmico que una y otra vez es considerado por aquellas culturas imposibles, un conocimiento que nunca ha quedado claro por la ortodoxia, quizá porque no fue así, quizá porque había un conocimiento previo que dejaron plasmado en sus portentosas edificaciones, todas estas culturas sabían de este giro de 26000 años que conocemos por el zodiaco, datos necesarios para la mágica precisión que alcanzaban ellos, tan sólo piensen que la tierra era oficialmente plana hace sólo unos siglos cuando en la gran pirámide y en tantos otros lugares existen huellas de que sabían otras verdades...
   Nuestra civilización ha sido amputada de una parte fundamental de su pasado, esto sólo es una de los cientos de pruebas que están ahí para el que quiera ver, existe un poder encima de casi todo que certifica o desaprueba, a su conveniencia en interés, ¿hasta cuándo lo permitiremos?