viernes, 7 de abril de 2017

La historia de la colina panzuda

   





   Este presente que transitamos lleno de supuestas certezas que la gran mayoría —los durmientes— dan como verdades inamovibles y fijas, no esperan algo que los sorprenda realmente, consideran que todo está descubierto y la suprema ciencia se muestra indiferente a la sorpresa del descubrimiento, esto genera una extraña dualidad entre los menos, que con la curiosidad como ruta a seguir no acabamos de vivir sorpresas a diario literalmente, este mundo interconectado nos da el privilegio de enterarnos en tiempo real de sucesos, descubrimientos y líneas de pensamiento que hace tan sólo unos años era cercano a lo imposible.
   Pero las sorpresas no van solamente por los nuevos conocimientos sino por la ausencia de efecto en la estructura de nuestra civilización, que con su indiferencia habitual hace que la duda y la suspicacia nos ronde la mente inevitablemente, existe un manto de oscuridad que conoce y que evita con todos los medios a su alcance que ciertos conocimientos sean conocidos por la mayoría, que no hace mucho por saber o intentarlo al menos.
   Dentro de todas las cosas que deberían tener un lugar más importante en los grandes medios de comunicación existen descubrimientos con mayúsculas que rompen todo lo que creemos saber, lugares imposibles que por sí mismos descomponen la historia totalmente pero sobre todo requieren un reseteo mental forzoso porque los tiempos, las creencias y las supuestas verdades no encajan, tenemos que rehacer nuestra estructura de pensamiento y reescribir la historia y nuestra concepción de nuestra realidad.
   Uno de estos lugares se encuentra en Turquía, lugar que guarda una de las llaves que tienen el poder de transformar nuestra realidad, muestra de ello es un lugar literalmente desconocido, un lugar llamado Gobekli Tepe, que traducido es “la colina panzuda” que fue descubierto oficialmente en 1994 aunque ya se tenían referencias de su probable existencia desde 1963 pero hasta que los georadares hicieron su aparición para comprobar que esta colina no era natural, el arqueólogo Klaus Schmidt fallecido recientemente y que inscribe su nombre en el Olimpo de los descubridores, que siguió el rastro de pastores que hablaban de una extraña colina, se trasladó al lugar y el asombro no ha parado, el lugar no era natural, era un sarcófago de piedras creado artificialmente para esconder el templo, un templo que tiene finalidades rituales, la grieta en nuestra historia surge poderosa e inevitable, el neolítico no es lo que nos dijeron, donde la vida nómada era la regla y el sentido de trascendencia ni siquiera se dibujaba hace 13000 años, 7000 años antes de las imponentes pirámides de Egipto, en un lugar lejano a los asentamientos urbanos, hecho más que relevante porque rompe la idea de que primero fueron los asentamientos y después las creencias florecían en un entorno seguro, estable. En vez de esto encontramos un lugar que era de paso y que confluían diversos poblados, un lugar donde la más cercana beta de granito está a unos diez kilómetros de distancia, tan sólo imaginen en una era donde la rueda y la organización social no existía lograr conjuntar esfuerzo e ideales para esta empresa donde se usaron piedras de entre 20 y 30 toneladas para levantar un templo en medio de la nada y que sería un lugar de peregrinación, pero imaginen esto, aquí se adoraban dioses miles de años antes de la aparición de Alá o del mítico Jehová...
   Como pueden imaginar esta es la razón principal del silencio de la ciencia, la repercusión de esto deshace la cronología histórica y la religiosa, la idea de trascendencia es miles de años anterior a lo aceptado oficialmente, pareciera que la idea que muchos años ha sido considerada poco seria, la posibilidad de una historia antes de la historia que se había mostrado a pequeños resquicios que por si mismos no eran suficiente desde la óptica ortodoxa, esto irrumpe poderosamente de la mano de un lugar tangible que está ahí desafiando las murallas mentales que se tambalean con cada nuevo descubrimiento.
   Pero hay más, mucho más, si el hecho de romper la cronología oficial abre más que nunca la necesidad de reescribir la historia cuanto antes, imaginen lo siguiente, esta población que tenía un elevado sentido trascendente, que construyó una edificación que sea la forma que sea la usada para su ello, esto ya es mágico, esta misma cultura 2500 años después de construirlo emprende la empresa de sepultarlo con miles de toneladas encima, de hecho el impresionante estado de conservación se debe a este "pequeño" detalle... pero ¿porqué?
   La mente gira a mil por hora, los datos se acumulan y más detalles emergen con esta colina panzuda que guarda mucho por descubrir, su ubicación entre los míticos Tigris y Eufrates, a unos cuantos kilómetros de la actual Sanliurfa, antiguamente conocida como Urfa o Edessa, donde dicen nació Abraham y es un enclave templario con mucho qué decir, está en la frontera con la golpeada Siria que este mismo día ha sido bombardeada por los que siempre bombardean con la indiferencia de un mundo cómplice, que cuando le conviene cree en las versiones oficiales pero creo que hay más, existen lugares llave, sitios que guardan las respuestas fundamentales de lo que somos, lo que creemos y que casualmente están rodeados de conflictos a cual más variopintos que impiden la búsqueda, el descubrimiento y este lugar es el inicio, el primer paso de lo que somos pero también de lo que fuimos y que sigue sumido en una oscuridad que parece no acabar, esta zona es cuna de Sumeria, Mesopotamia y Egipto, culturas que bebieron del conocimiento o del ocultamiento de este descubrimiento.
   Un detalle más, el granito usado aquí fue usado después en Egipto aun cuando sin duda no era el material más accesible, nuevos descubrimientos intuyen propiedades "mágicas" del granito. El extraño enterramiento de Gobekli encaja con el fin de una era astrológica que tiene como base la precesión de los equinoccios, ese mágico reloj cósmico que una y otra vez es considerado por aquellas culturas imposibles, un conocimiento que nunca ha quedado claro por la ortodoxia, quizá porque no fue así, quizá porque había un conocimiento previo que dejaron plasmado en sus portentosas edificaciones, todas estas culturas sabían de este giro de 26000 años que conocemos por el zodiaco, datos necesarios para la mágica precisión que alcanzaban ellos, tan sólo piensen que la tierra era oficialmente plana hace sólo unos siglos cuando en la gran pirámide y en tantos otros lugares existen huellas de que sabían otras verdades...
   Nuestra civilización ha sido amputada de una parte fundamental de su pasado, esto sólo es una de los cientos de pruebas que están ahí para el que quiera ver, existe un poder encima de casi todo que certifica o desaprueba, a su conveniencia en interés, ¿hasta cuándo lo permitiremos?                       

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