martes, 25 de abril de 2017

La imposible cueva de los tayos

   



   
   Una idea gira imparable en mi mente, entender el pasado te da la llave del futuro, concepto que en principio puede no decir mucho pero en la travesía permanente por el descubrimiento y el misterio cobra un sentido distinto, una dimensión más grande que no se puede eludir o ignorar cuando volamos sobre el pasado que partiendo de algo físico, de una ubicación y sobre todo lugares arqueológicos que nos miran desafiando toda la concepción sobre la que se basa nuestro presente, lo que somos ahora guarda una liga con lo que fuimos, ese ayer nos susurra secretos que nos dicen que algo no cuadra con las versiones oficiales y sus interpretaciones de lo que pasó hace cientos o miles de años.    
   Hemos volado por zonas imposibles, (La colina panzuda, El secreto de Kukulkán)lugares que rompen con todo lo conocido y datado, el edificio de nuestra idea del pasado se tambalea por los descubrimientos recientes que nos hablan de una historia paralela que nos forza a reflexionar, a considerar otras lecturas de los recuerdos físicos de otras culturas, de otras humanidades que podemos imaginar por sus restos de piedra.
   Pero hay más, hay lugares que marcan el planeta con misterios aún más profundos que guardan una curiosa constante que debemos mantener presente, la iglesia ha demostrado su poder, en América la conquista fue un levantamiento de un peculiar inventario, recientemente conversé con un arqueólogo que no me permite decir su nombre que me confirmó algo que más de algún lunático buscador intuía, los “descubrimientos” arqueológicos no fueron exactamente eso, la iglesia sabía lo que encontrarían, en lugares importantes fueron enviados misioneros entrenados en más cosas que el catecismo, para confirmar una extraña información anterior en tiempo a la conquista oficial, para limpiar esos conocimientos de la forma que fuera y hacer un trabajo más intenso de transformación, logrando desconectar un conocimiento anterior con la verdad nada claras intenciones.



Amstrong en los tayos
   


   El lugar por el que viajaremos cumple con todo esto, un sitio ubicado en la Republica de Ecuador, en la pequeña provincia de Morona —no olviden este nombre— y que cuesta entender porqué no ha sido debidamente datado y revelado, otra oscura constante que hemos visto en otros sitios y creo seguiremos encontrando en nuestra travesía, me refiero a la imponente Cueva de los Tayos, bautizada así por las aves que tienen esta cueva como su hogar, un sitio que requiere un viaje que no cualquiera puede hacer, la travesía inicia en una panga,(lanchas peculiares por las que se puede recorrer el mítico Río Santiago, el viaje es de entre 3 y 7 días por el río para llegar después a un sitio poco conocido y protegido por una tribu ancestral llamados Shuar, también conocidos como Jíbaros, reconocidos mundialmente por su bravura y su mágica capacidad de reducir cabezas de sus enemigos, aparte de estar en una zona de difícil acceso existen tensiones territoriales de Ecuador con sus vecinos, una mezcla perfecta para que este sitio no sea accesible para turistas comunes y corrientes, de hecho si no se conoce a alguien de dicha tribu es verdaderamente difícil llegar, existen al menos 50 cuevas en la región que si no se tiene un contacto confiable pueden ser llamadas de igual forma para despistar, esto tiene una razón muy común en todo el continente, el hombre blanco es considerado mentiroso y abusador que les ha engañado muchas veces como veremos más adelante.
   Pero entremos en materia, el viaje inicia en 1969 donde un extraño hombre de nacionalidad húngaro argentina llamado Juan Moritz que llega sin más a dicha provincia, contactando y ganando la confianza de los Shuar con la coincidencia de su dominio del dialecto Magiar y con el tiempo le revelan su máximo secreto, la existencia de una cueva que para ellos es mágica y refugio de sus divinidades donde existen restos de una cultura olvidada que obsesiona a Moritz hasta que los convence de que lo lleven a dicho sitio, su impresión fue tal que al regresar a Santiago levanta un acta el 21 de julio de 1969 que dice en una de sus párrafos… “He descubierto valiosos objetos de importancia histórica para la humanidad, especialmente unas láminas metálicas que contienen el resumen de la historia de una civilización extinta de la cual no se tiene el menor indicio” hasta aquí hacer notar un detalle importante, un extranjero llega a una provincia llamada Morona, casualmente domina una lengua literalmente en extinción y para acabar se apellida Moritz, creo que esto supera la llevada y traída casualidad para ser una causalidad, es decir, dicho sujeto sabía que había en dicho lugar, se preparó para poder romper las barreras del lenguaje y usa el poder del símbolo, a lo que recurren con frecuencia los que saben, el nombre tiene una razón que veremos más adelante…
   Hasta aquí la historia nos indica algunas señales relevantes, es asignado para la evangelización del lugar un salesiano documentalista llamado Carlos Crespi que como siempre, trata bien a los nativos de la zona que agradecidos le regalan algunas de esas laminas metálicas, no hablamos de una o dos, una cantidad que hasta ahora no ha podido ser cuantificada pero que se sabe que fue mandando poco a poco a sus jefes del Vaticano, una operación hormiga de sustracción del patrimonio de Ecuador y la humanidad para estar oculto en una de las tantas bodegas que hacen lo que conocemos el Archivo Vaticano, pero ¿porqué?
   Pero los mensajes y las causalidades no acaban, Moritz se pone en contacto con un desconocido Erik Von Daniken que le convence para usar los datos y fotografías en un libro transformador a pesar de sus errores y de que Daniken jamás entro a la cueva, pero su libro “El oro de los dioses” se convierte en Beast Seller mundial en 1974 que hizo volar a posibilidades impensables en aquellos tiempos a muchos lunáticos, —servidor incluido— que jamás volvimos a ver esta realidad de la misma manera, el mensaje fue lanzado exitosamente para que esta extraña historia siga, imaginen que en 1976 el recién llegado del viaje más grande hecho por la humanidad hasta ese momento, un tal Neil Amstrong, primer hombre en pisar la Luna emprende una nueva aventura, ahora a las selvas ecuatorianas para conocer esta mágica cueva, eso sí, acompañado de un equipo de 125 personas comandado por agentes del MI5 inglés que con 4 helicópteros, planta de luz y todo lo necesario emprenden el viaje a lo que en sus palabras fue un descubrimiento más importante para él que pisar la Luna.
   Después de una expedición de 3 días en la que no permitieron a los Shuar entrar con ellos y que causó un conato de enfrentamiento entre los hombres blancos y unos ingenuos indígenas que una vez más fueron engañados y sometidos por armamento de primer nivel y la soberbia por delante, se llevaron ante su imposibilidad de hacer algo 4 contenedores repletos de “cosas” de la cueva con destino desconocido a la fecha y como punto final existen testigos Shuar que presenciaron 3 detonaciones jamás escuchadas hasta ese momento para ellos y que el recuerdo llega hasta el presente, volaron el acceso a algo que no querían que nadie más pudiera ver, un secreto sólo para unos cuantos.

Formaciones "naturales"
   

    El modus operandi de esta inteligencia que está por encima de todo no deja cabos sueltos, después de esto aparecieron más láminas y demás cosas que sin duda alguna son falsas y hacen dudar a la ortoxia de algo más grande que convenientemente gira entre el mito y la verdad, una de las últimas acciones fue incendiar un día antes de la inauguración el museo donde el padre Crespi guardaba muchas piezas extraídas de la cueva, regalo de los indígenas y que como pueden imaginar desaparecieron totalmente después del lamentable incendio, hecho que sumió al padre Crespi en una profunda depresión hasta su muerte en los años ochentas, se sabe que el gobierno ecuatoriano se hizo de un lote de piezas que aún conserva pero quienes han tenido acceso a ver, descartan completamente que sean aquellas extrañas láminas que tenían símbolos sumerios y que acumulan polvo en una bodega del otro lado del planeta esperando mejor suerte, el momento de ser expuestas algún día, ojalá podamos verlo.


   


   La historia es más que llamativa y nos deja más preguntas que respuestas, una expedición posterior dató la cueva llegando a la cifra tantas veces repetida en los más diversos sitios, entre 9 y 11000 años antes de Cristo, esa cifra que de nuevo se convierte en un muro infranqueable, otro símbolo que igual que un semáforo en alto frena cualquier investigación, la oficialidad es eficiente para dejar clara su línea a seguir, creo que lo que está detrás de ese muro cambiaría todo y de momento no quieren ese cambio, la más reciente efectuada por un Indiana Jones de carne y hueso, Juan José Revenga afirma categórico que lo visto en la cueva no es natural, con la mirada y el contexto que nos da la actualidad.

   


   Ahora coloquemos piezas de nuestro rompecabezas cósmico, en una zona inaccesible y desconocida del Ecuador entra en acción un equipo de avanzada en la persona de Moritz que se especula que era alemán y pertenecía a una sociedad secreta, no olviden las expediciones por todo el planeta efectuadas por unos “locos y místicos” alemanes que para unas cosas son locos y para otras son el cerebro que le ha dado forma a nuestro presente, entrenado para el primer contacto que se reforzaría con la presencia del padre Crespi, encargados de confirmar la información que sin duda conocían con anterioridad, alertan a los que saben con un libro que causó sin duda efecto a miles y a unos cuantos que entienden los símbolos o claves para que puedan comunicarse eficazmente, después mandan un comando entrenado para tomar el lugar, llevarse cualquier vestigio que por sí mismo complicará el encubrimiento para volar el acceso a un área que queda sepultada y desconocida para las mayorías, extraen lo que el padre Crepi hubiera conservado de recuerdo y hacen llegar una parte insignificante al gobierno para dejarlo tranquilo, por último para rizar el rizo se especula que la expedición de Amstrong fue financiada por la iglesia mormona debido a su interés de encontrar rastro de el ángel moroni que fue el anunciador que le entregó unas láminas de oro para que Josep Smith fundara dicha iglesia, en una provincia llamada Morona donde un Moritz hace un fantástico descubrimiento, el lugar había sido marcado con el nombre mucho antes, porque sabían que encontrarían. De nuevo nos enfrentamos a la extraña mezcla de los hechos y los mitos dejando con ella la cada vez más firme inquietud que hemos sido amputados de una parte de la historia, que está en posición de pequeños grupos de iluminados que poseen muchas piezas más del rompecabezas, como punto final no olviden que Amstrong fue un prominente masón, igual que Josep Smith fundador de los mormones, si esto es casualidad yo soy extraterrestre... quizá…  

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