lunes, 14 de noviembre de 2016

Hijo de la luna

    






    Cada que la noche nos cubre con su manto, que en las postrimerías del año le gana espacio a la luz convirtiendo a noviembre en un tiempo de reflexión. La oscuridad nos hace buscar luz y a veces hay que buscarla dentro de uno mismo, en los rincones del alma donde pasado y presente se funden cuando un ciclo más está por concluir, el balance de lo vivido es inevitable siendo nuestro juicio el más riguroso e inflexible, los pendientes se acumulan y el tiempo se vuelve un tesoro escaso que necesitamos siempre más del que tenemos a disposición.
   Así en ese estado, mi mente me trae imágenes en principio inconexas, nada parecía tener sentido o lógica en un principio, un niño llega a mí, un niño que en una noche oscura está absorto mirando el cielo desde la ventana de su habitación, su mirada se pierde en la profundidad del cielo que parece llamarle y mi panel de control emite una señal, ¿qué puede tener a un niño de siete u ocho años quieto en la oscuridad de su habitación?
   No percibo temor alguno en aquel chiquillo, con la máquina de la mente me acercó un poco hacia la ventana donde mira hipnotizado al cielo y al acercarme percibo una tenue luminosidad que genera un ligero recuerdo, al llegar a la ventana y mirar comienzo a entender, el chiquillo mira la luna, otra dama especial que ha provocado múltiples sensaciones en quien la mira, un influjo extraño que nos hace sentir distintos, diferentes. Sería imposible relatar los miles de hechos en que ella podría reclamar coautoria, lo que es un hecho es que nos influye de mil maneras, unas ya reconocidas y otras que “extrañamente” la oficialidad descarta como hechos faltos de seriedad, salida fácil cuando no quieren encontrar lo que millones de seres humanos saben…
   Mi sueño sigue su camino y me dejo llevar,  por alguna extraña razón “sé” lo que el protagónico de mi visión está pensando mientras mira por su ventana, aquel chaval cree que él y todo su mundo está dentro de un inmenso recipiente y la luna es la única entrada posible a ese extraordinario contenedor, está esperando que alguien lo cierre o simplemente se asome al interior del recipiente, quizá esa noche podría confirmar su creencia.
   La visión concluye dejándome envuelto en sorpresas, no es para menos, la luna es todo un enigma, es poco valorada quizá porque está ahí siempre y parecemos confundirla con la escenografía de relleno en nuestras noches. Su origen es un misterio absoluto que tiene algunas teorías más o menos conocidas por estos durmientes en que nos convertimos donde la curiosidad es una extrañeza, polvo cósmico, un impacto, restos de la misma tierra, escojan la que gusten, no pasan de ser hipótesis de trabajo como casi todas las cosas que pensamos verdades absolutas, desconocemos cuantas creencias en nuestra existencia son solo eso, actos de fe de nosotros.
   Buen inicio para hablar de una dama especial, su edad y origen primera incógnita, pero su influencia es mucho más que el efecto de las mareas que podemos contemplar frente al mar, el efecto de presenciar su poder a través de nuestros sentidos es una experiencia imborrable, su presencia e interacción es mágica, nuestros mayores nos decían que cortarse en cabello bajo su influjo le haría crecer más, los nacimientos aumentan bajo su efecto, sus fases tienen utilidades a cuál más variopintas, potencia nuestros sentidos y al tener ese poder sobre el agua que es elemento mayoritario en nuestra estructura no hay duda de que nos toca de alguna manera, la variación de fecha de la celebración de la Semana Santa cristiana es por ella, para que coincida con la luna y su ciclo. Más aún, su danza de veintiocho días coincide con el ciclo de sus hijas humanas, mágica coincidencia que nos da idea más clara de su poder. Qué decir del mito quizá más conocido bajo su tan peculiar luz, los hombres lobo, creo que es más símbolo que hecho, la transformación, la capacidad de mutarse en algo más, en una mezcla alquímica extraña entre lo físico y lo que se siente conocida por algunos iniciados que se han encargado en esconderla detrás de el humo de las leyendas distorsionadas por los medios pero su rastro está ahí en muchas culturas para quien sabe ver, los cambia formas que son conocidos con muchos términos, que dificultan su verdadera identidad. Esta dama es ingrediente obligado en una inmensa cantidad de ritos de luz o de oscuridad, ofrendas, hechizos, iniciaciones, parece que ella potencia lo que somos, sin importar de qué lado estemos magnifica lo que llevamos dentro, creando, amando y también destruyendo y causando males, esa dualidad que nos acompaña desde siempre. Pero una vez más lo más importante va por otro rumbo, su verdadero rol es mucho más grande, es simplemente magia pura, la luna es parte de lo que llamo la tríada divina, la más sencilla expresión de percibir que es la danza entre ella, la tierra y el sol, hecho que más allá de subjetividades, es un guiño de la magia creadora, llamenlo como gusten pero es una manera palpable de sentir la divinidad en nuestra mundana existencia, más simple, más real que lo que pensamos o nos dicen los poseedores de la mística y la creencia, es por ella que con su danza y distancia entre la tierra es la causante de las estaciones, su ritual de veintiocho días que acompaña con su romanza nuestro giro alrededor del sol, elementos únicos que nos dan la maravilla que llamamos vida, la danza de la creación, tan grande que logra desde esta perspectiva fusionar creencia y ciencia que sin duda confirman la importancia de su danza, matemática divina que los científicos comprenden que si no fuera como es, no podrías leer las locuras que servidor te cuenta aquí.
   El término “lunático” se usa para referirse a un desequilibrio temporal, la locura que cae sobre nosotros por un factor externo y cómo llega se va, tengo que confesar que servidor ha dejado atrás la temporalidad de la locura para llevarla tiempo completo, el destino me ha llevado a ser un lunático total, me reconozco sumido eternamente a ser aprendiz y seguidor de su locura desde hace mucho ya, ese niño que miraba por su ventana a los siete años esperando ver al poseedor de un extraño recipiente donde está el universo, ese niño era yo que escribe estas líneas impregnadas de su locura el día trece al anochecer porque tengo una cita con una dama aún más especial porque la luna de hoy es llamada súper luna, la más grande en setenta años, una vez en la vida se puede verla así, dejó por un tiempo el universo de la red para hacer reverencia a la magia real, la única e irrepetible que quiero entre en mi a través de mis sentidos, la experiencia de la vida en tiempo real, ¿cuántos lunáticos habrá esperando su llegada?, mirarla con nuestros propios ojos y ser testigo de una prueba física y palpable de su misterio real, una pincelada de que esto es algo más que simple materia, algo que está ahí esperando a ser descubierto por nosotros, cuantos seremos, espero que muchos…
    

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