sábado, 7 de enero de 2017

El vigilante del portal

  





   Un año más ha llegado, el ciclo ha dado otra vuelta en nuestros marcadores y velozmente ya estamos dentro de una nueva aventura, el tiempo que nos toca vivir está plagado de contradicciones, que nos hacen volver sobre conceptos supuestamente confirmados y que son base de lo que consideramos nuestra realidad. 
  Tenemos un sinfín de temas posibles para tratar, hechos y fenómenos que son relegados por los medios de comunicación convencional, -hecho recurrente que es en sí una señal para el que ve con mayúsculas- hechos que deberían estar en portada de los medios más importantes y que nos demuestran que nuestro saber cómo civilización es mínimo en gran cantidad de temas, la historia es una broma mal contada y cada vez tenemos nuevas sorpresas que hacen pedazos la cronología oficial, nosotros mismos como especie somos el misterio más apasionante que podemos enfrentar y del que conocemos y no exagero un 3 o 4% es decir esta todo por descubrir, sólo como ejemplo, el porqué estamos sumidos en un letargo terrorífico que impide que despertemos y seamos conscientes del tiempo tan complejo que nos toca transitar, esto parece que ha sido inducido sutilmente por algo que parece estar complacido con esta somnolienta humanidad que no parece darse cuenta de nada, esto es uno de los misterios que en verdad causan temor, el alcance y el porqué es sin duda uno de los misterios con mayúsculas que tenemos frente a nosotros, qué razones, qué motivaciones impensables se esconden tras este elaborado plan que se entrevé en muchos de los hechos que presenciamos a diario.
   Es desconcertante para el que ve de fuera estos temas, hecho comprensible pero cuando uno mira con otros ojos, dejando de lado lo que creemos conocer y damos por hecho, al despojarnos de esto comenzamos a notar las conexiones entre hechos aparentemente sin nada que ver, para poder comprender de verdad implica conocer el lenguaje, un código escondido que una vez descifrado nos hace mirar las cosas en su amplia manera, para ello creo que es vital mirar hacia atrás, la historia, el lenguaje guardan una llave que nos abre una visión mágica de nuestro tiempo, nuestro lugar, nuestro existir.
     De tal forma comenzaremos con algo de apariencia trivial, sin gran importancia pero es una pequeña muestra de ese código que desconocemos y que tiene una gran importancia, que está oculto y nos demuestra una constante, ¿porqué este mes se llama enero? la respuesta parece simple y nos lleva a la Roma antigua que nos ha legado tanta información que no se analiza a fondo. Es verdad el origen romano, pero pocos saben que es en honor a el Dios Jano o Janus, conocido como el vigilante de las puertas del cielo, el portador de la llave y tiene la capacidad de “ver” futuro y pasado al mismo tiempo, es representado con dos rostros, es un ente vigilante del portal que hoy podemos interpretar como dimensional, estar o ver los dos lados. Sus capacidades fueron un regalo de Jupiter cuando este fue destronado por su hijo Zeus, no podemos dejar de mencionar lo que representa en realidad Jupiter, que es para muchos uno de los tantos nombres del diablo y este mundo ha estado inmerso en este conflicto que varia en nombre y términos pero es una historia contada de muchas formas. Los juegos artificiales, el ruido y estruendo con que recibimos el año es para alejar a los espíritus pero también hay quien piensa que es para convocar a ciertas entidades que están presentes en dichos portales cuando se abren.
   Ahora reflexionemos lo siguiente, esta es una vez más una creencia pagana de una cultura que estaba convencida de la dualidad de este universo, la coexistencia entre el mundo físico con el inmaterial, de tal forma que todo su hacer estaba configurado con esta percepción del universo que no es exclusiva de aquella Roma, es una constante en las civilizaciones más importantes de este mundo, de hecho la conexión de los romanos y el presente es mucho más grande de lo que se puede pensar, todos sabemos las herencias romanas en ciencias, cultura, etc. es decir, en el plano físico el legado es inmenso pero la otra parte, la mística, la mágica es igualmente seguida y venerada pero esto está velado, se conserva sutil como en la etimología de una palabra que se pierde y en nuestro presente es literalmente insignificante pero ¿porqué el empeño de encimar en conocimientos paganos fechas, celebraciones y demás marcadores en nuestro presente donde la mística va por otros rumbos? Ese poder que ahora impera abanderando el racionalismo y la ciencia se empeña en minimizar y reducir a ignorancia aquella mística, su conocimiento y uso del pensamiento mágico en civilizaciones como la romana es claro, a pesar de ello hay un empeño en diluir aquellos conocimientos y percepciones del universo para la masa, pero entre la élite que controla y domina es de uso común, se venera y conserva como en este caso.
    Esto nos lleva a dar otro giro más, el lenguaje es un instrumento poderoso, por un lado el origen y significado de las palabras que de nuevo, convenientemente se ha ido relegando en la educación y por lógica saca de contexto un sinfín de términos que si no se conoce su origen y la raíz por la cual lleva su nombre es casi imposible entender su significado, después debemos considerar que todo en el universo es vibración y al pronunciar una palabra lleva implícito una energía, esto genera una vibración, que se utiliza y de nuevo es algo que se desconoce, su implicación es más grande de lo que se puede imaginar…
    Algo tan simple como el nombre de un mes del año, el primero del ciclo, ese enero que viene del january en inglés cobra otro sentido al conocer esto, una vuelta de tuerca más, en el calendario romano enero era el mes once del ciclo, coincidentemente ese once mágico, ese once portal, primer escalón de la iniciación de múltiples conocimientos discretos unos, ocultos otros y usado frecuentemente para rituales de sacrificio como hemos contado anteriormente, considerarlo casualidad es ofensivo, por más que tratemos de restarle importancia a estas “casualidades” algo queda en nosotros, algo que nos muestra que sabemos menos de lo que pensamos y que hay hechos que funcionan con una mecánica oscura, con un conocimiento que está reservado para unos pocos, nuestra realidad languidece ante un preocupante cúmulo de extrañezas que nos obligan a pensar en una realidad paralela que poco a poco trataremos de entender. 
    Los tiempos que transitamos y que pintan presente y futuro en gama de grises y de incertidumbre nos retan, hacen que sea fundamental entender nuestros porqués y los de esta realidad, encontrar la razón de tantos sin sentidos es la única forma de encontrar soluciones que ahora parecen lejanas, el misterio está ahí omnipresente esperando razones y respuestas, así sea y que este ciclo recién iniciado encontremos el camino en nuestra búsqueda.

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