miércoles, 31 de mayo de 2017

Morir por contarlo

  





   En más de una ocasión nos topamos de frente con un muro que cubre y protege todo lo que existe en este juego llamado realidad, del que pensamos ingenuamente que conocemos sus reglas y formas, con límites y parámetros que nos dan algo que los seres humanos requerimos de una forma u otra al paso de la vida, certezas. Estas tienen su raíz en una dama muy especial, no podía ser de otra manera, la esencia femenina es algo que es omnipresente en este universo en el que todas ellas son materia prima fundamental en su creación, en este caso me refiero a una dama conocida como “La verdad”
   Ella es misterio absoluto, desde su definición podemos intuir su complejidad en la que pocas veces nos ponemos a reflexionar, es ejemplo de elusividad, su capacidad de esconderse, de mutar y cambiar de forma es digna de novela, nos da una buena idea sobre la palabra “abstracto” que es uno de los sellos de autenticidad que los seres humanos tenemos, nos da la particular marca de Homo Sapiens diferenciándonos y dándonos el estatus que ostentamos como creación compleja y mágica.
   Pero reflexionemos un poco con la definición, “La conformidad que se tiene con el concepto formado de algo en la mente sobre ello” se puede entender también a la verdad como el juicio que no se puede negar racionalmente sobre algo. Las inquietudes nos dan una señal en nuestro tablero, si desde la definición podemos entrar en debate sobre alcance, eficacia y sobre todo la resbaladiza manera para llegar a ella que sonríe complacida al ver nuestra incertidumbre, no podemos dejar de pensar en que estamos frente a un misterioso y extraño truco, buen ejemplo sería cualquier contrato que tuviéramos la complicación de analizar, cuando se hace de verdad siempre queda la sensación de una salida, de unas letras pequeñas que siempre estarán sujetas a interpretación donde puede entrar todo y que siempre nos deja expuestos, por dar un ejemplo, ¿alguno leyó la aceptación de cualquier software o innovadora “App” que alegre y gustosamente bajamos del universo de la red para alguno de nuestros dispositivos tecnológicos?
   Pero sigamos con el atrevimiento de pensar, la sabiduría popular nos dice que cuando mal empieza la semana, es decir que cuando algo desde el inicio va mal es predecible cómo será lo que viene después y con nuestra dama en cuestión por mucho que nos sonría, no puede evitar que analicemos un hecho constante y dolorosamente repetitivo que nos acompaña desde siempre, existe un segmento de la población, casualmente siempre es la de las partes altas de la pirámide, que es capaz de cualquier cosa por proteger la verdad y aquí tenemos que matizar, su verdad, que marca límites en todo para que los durmientes puedan estar tranquilos —la tranquilidad es para ellos mientras sigamos sus líneas— siguiendo su vida sin preocuparse mucho por casi nada, creciendo, reproduciéndonos y eso sí consumiendo permanentemente todo lo que ellos tengan a bien poner frente a nuestros ojos, un círculo virtuoso que algunos humanos con mayúsculas, pertenecientes a la cofradía de la curiosidad perpetua cuestionan cuando encuentran en su camino cosas, hechos y descubrimientos que se contraponen con esa “verdad” que no debe cuestionarse y es protegida con todo a través de los años por el mismo grupo de inteligencias que aunque mutan su apariencia siempre y repito siempre son los mismos.
   Este es el primero de una tristemente larga lista de curiosos eternos, lunáticos que han tenido la capacidad y la audacia de mirar más allá de límites establecidos, que han descubierto que este cuento mal contado llamado realidad está equivocado, que ha sido amputado convenientemente dejándonos ver sólo una pequeña porción que consideramos real o verdadera, descubrieron de alguna forma que nuestra percepción de la realidad está acotada por los límites impuestos a este computador mágico que somos y que ha sido programado para ver y entender una porción de lo que hay en este universo infinito y misterioso que tenemos como morada, el método ha sido la imposición de una verdad que estoy convencido todos hemos cuestionado en más de una ocasión a lo largo de nuestra vida.
   Empezamos este viaje con un ser humano cósmico, que tuvo una visión que fue considerada herética en su tiempo y que pagó con su vida su apertura de miras. Su mente imponente se adelantó cientos de años a su tiempo, ya que conceptos que actualmente se consideran y se hablan, en su época eran vistos como una absoluta herejía, me refiero a Giordano Bruno, nacido en Nola Italia el 17 de febrero de 1548, población cercana  al célebre volcán Vesuvio hecho al que atribuyó su vehemencia, diciendo siempre que sus palabras llevaban el fuego de dicho volcán.
   Buscador perpétuo que comprendiendo su tiempo tuvo que recurrir al único acceso posible en aquellos tiempos a la cultura, la iglesia. Ingresó a la orden de los Dominicos solicitando estar en el monasterio que sabía contenía una de las bibliotecas más importantes de su tiempo, su visión imparable de inmediato chocó con el dogma y la aceptación ciega a normas basadas en nada por lo que poco después tuvo que salir de la “prisión negra y angosta del convento” pero donde se encontró con una inmensa cantidad de libros herméticos que para su sorpresa eran descartados sistemáticamente por la iglesia, la incongruencia como método fue algo que rompió lo poco que le pudiera unir con aquella estructura que vibraba al compás de la ambigüedad hipócrita.
   En tiempos de Copernico la observación del universo le atrapó para siempre, su portentosa mente encontró fallas en el heliocentrismo que era la concepción aceptada, donde se consideraba al sol como el centro del universo, Bruno en pleno siglo 16 grito a los cuatro vientos que nuestro Sol era uno de miles y que la vida era infinita y vasta como él mismo universo, piensen por un instante algo estremecedor y similar en otros portentos universales, esa mente intuitiva a un grado cercano a lo inexplicable, ¿cómo puede un ser humano del siglo 16 tener una visión tan clara y abierta? la imprenta era la novedad del momento y aunque estaba en un medio, —el único posible en ese tiempo— donde estaba atesorado un cúmulo impresionante de conocimiento, no era común esa apertura de conceptos, hecho que nos hace imaginar a qué información tuvo acceso, Bruno fue antes del telescopio de Galileo, que fue uno de los primeros que consideró seriamente el legado de este italiano universal, Kepler se confesó asustado por la infinitud de la mente y legado bruniano, la anticipación fue su estrecha compañera que estuvo con él siempre.
   


   Pero Bruno no aceptaba límites, fue un crítico constante de su alma mater que fue la iglesia católica, extraña paradoja que hubiera elegido a los dominicos que eran la maquinaria operativa del santo oficio que fue quien terminó mandándolo a la hoguera, Bruno veía claramente a Dios en cada una de las cosas y seres del universo, consideraba innecesaria cualquier intermediación entre Dios y su creación, opuesto total a la idolatría de imágenes, la virginidad de María, la divinidad de Jesús, una anécdota que marca esto fue que al llegar al convento lo primero que hizo fue quitar todas las imágenes de su habitación, el cielo y el infierno es decir, el sistema de pago y castigo le pareció una mala broma, Dios estaba en otras cosas más importantes como para eso. Como imaginaran Bruno tuvo que huir del convento y pasó la mitad de su vida escapando de la “Santa Inquisición” intentó por todos los medios a su alcance generar cambios, hablando con la nobleza para que comprendieran que el conocimiento era el camino y que todos deben tener acceso a ello, pero las conveniencias y el dogma fueron y son muros difíciles de romper.
   Pero menos conocido es su interés por la magia, su mente dio un paso de gigante al considerar que la magia era una técnica mal interpretada, consideraba que era el dominio de las fuerzas físicas, espirituales o divinas y que su correcta vinculación era el secreto, la exacta unión de esta triada hace que se entre en el reino de lo fantástico, es decir, la práctica mágica se basa en la teoría de vínculos, por ello el mago debe ser atento al trabajo de la imaginación, puerta fundamental que puede conmover a un ser viviente, los sentidos son herramientas básicas para comprender la infinitud del universo, “Sin erotismo no se puede entender la naturaleza, sin una relación erótica no hay transformación personal…”  El uso total de nuestra maquinaria humana es fundamental para la trascendencia, conceptos de un fraile del siglo 16 y que aún ahora dan comezón a más de alguno…
   El desenlace de esta mágica historia fue que Bruno estuvo preso los últimos 8 años de su vida, en medio de los más crueles interrogatorios que le “sugerían” retractarse de sus ideas, hecho que nunca ocurrió, terminó por ser sentenciado a clavarle la lengua al paladar y ser quemado a fuego lento el día 17 de febrero de 1600, fiel a su mágica mente y derecho de pensamiento rechazó besar el crucifijo ofrecido por sus verdugos pereciendo estoicamente en una agonía   que duró horas en la plaza de Fiori en Roma, su sentencia le declaraba herético, impenitente, pertinaz y obstinado, aún resuena la frase que dirigió a sus jueces… “Tembláis más vosotros al anunciar la sentencia que yo al recibirla”  palabras exactas para el instante que sin duda dan muestra de este ser humano infinito como su pensamiento, que comprendió que la palabra límite es inexistente para una mente que entregada a la imaginación puede hacer magia, aquel chaval que a los 10 años se prometió salir de su natal Nola para ver que había detrás de las montañas, su búsqueda estoy seguro sigue eterna y no puede ser mejor ejemplo del libre pensamiento, que mezclado con la sed infinita de conocimiento nos pueden transformar en magos eternos, así sea… su fuerza es más grande que todos los intentos de imponer dogmas y medias verdades que encarcelan espíritus de una humanidad que si lo desea puede ser infinita.                          
        


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